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La exposición: Influencia porfirista en SLP

Ocupa una de las esquinas de mayor tráfico vehicular y peatonal de la ciudad.

La Exposición, belleza perenne

Uno de los edificios más llamativos del Centro Histórico de la capital potosina es el que albergó durante muchos años a los Almacenes La Exposición, en la esquina de las calles Miguel Hidalgo y Álvaro Obregón, en el que se conjugan historia y belleza y que se construyó entre 1914 y 1917.

 

El inmueble está ubicado en el pasaje comercial más grande de América Latina, que es el Pasaje Hidalgo, pero tiene entradas tanto por Miguel Hidalgo como por Álvaro Obregón.

 

Octaviano Cabrera, el ingeniero del porfiriato

Este hermoso edificio, conocido desde su nacimiento como Almacenes la Exposición, fue diseñado por el ingeniero Octaviano Cabrera Hernández, de estilo neoclásico de la época del porfiriato con personalidad afrancesada. Cabrera Hernández también es autor de otras obras que embellecen la ciudad como el Edificio Ipiña; la ampliación del Edificio de la Sociedad Potosina la Lonja; la Escuela Modelo de San Luis Potosí que hoy alberga el Museo Federico Silva, entre otros.

 

La estructura

Las fachadas del edificio están compuestas por dos enormes planos que se juntan en el chaflán de la esquina, permitiendo que se forme un pórtico de acceso a la gran tienda departamental; el pórtico está flanqueado por dos columnas de fuste liso que dan relevancia al acceso, y sostienen un balcón con balaustrada de piedra, al que da una gran ventana cuyo dintel ostenta en su clave las iniciales del propietario: R.M., Don Ramón Martí.

 

Las fachadas de la planta baja se caracterizan por la apertura de grandes aparadores o escaparates, y a diferencia de las de la planta alta que coinciden con los vanos de los aparadores en planta baja, son de menor altura; estas aberturas están formadas por tres ventanas divididas entre sí por dos columnas de hierro, lo que produce que el vano pierda un poco su horizontalidad.

 

¿El sello distintivo? Las columnas

Las columnas de la estructura están recubiertas por pilastras de orden gigante, que son los ejes entre vano y vano; estas pilastras en planta baja tienen un acabado almohadillado y en planta alta estriado, entre el almohadillado y las estrías existe una pieza de cantería ornamentada, de la que sale un brazo de fundición, que sostiene las lámparas para la iluminación de la parte baja del edificio.

 

El toque afrancesado lo hace diferente

Todo el edificio se encuentra rematado por una cornisa y una balaustrada de cantería, interrumpida por unos macizos que coinciden con los ejes de la estructura y las pilastras, actuando como remates de las mismas.

 

Cruzando el pórtico de acceso aparece la gran planta libre; al centro de la misma se encuentra un gran espacio iluminado por un enorme tragaluz que indica el desarrollo de la gran escalera, la cual empieza en un solo tramo y en el descanso se bifurca conduciendo a la planta superior del almacén. Los plafones de las dos plantas son de lámina de acero estampado (prefabricado).

 

Inicialmente, en el inmueble había una mueblería

El edificio fue vendido en 1969 y en 1975 se remodeló totalmente y se abrió la planta alta al público, como se conoce actualmente.

 

El inmueble que hasta nuestros días conocemos como “La Expo” inicialmente abrió sus puertas como una mueblería, comercio que en aquellos años era conocido como la fábrica de muebles de Jorge Unna, para posteriormente convertirse en Almacenes La Exposición.

 

Esta fábrica de muebles fue muy importante en el país, ya que no solo vendía muebles en la ciudad, sino que vendía su producción a toda la República Mexicana e incluso era solicitada por mercados extranjeros, razón por la que obtuvo varios premios en exposiciones internacionales.

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