En el frío hielo de la meseta tibetana de China un grupo de científicos encontró en dos muestras recogidas 33 virus distintos, de los cuales la mayoría sobrevivió gracias a la congelación y no se parecen a ninguno catalogado hasta la fecha. Más allá de que vaya a haber una nueva pandemia con virus nuevos, este descubrimiento servirá para comprender cómo han evolucionado los virus a lo largo de los siglos.
El estudio de virus atrapados en glaciares se ha hecho muy “popular” entre la comunidad científica, pero no por una tendencia de moda, sino que por el deshielo provocado por el cambio climático hay más encontrados. “Sabemos muy poco sobre los microbios que viven en ambientes extremos. La documentación y la comprensión de estas cuestiones es muy relevante: ¿cómo responden las bacterias y los virus al calentamiento global? ¿Qué sucede cuando pasamos de una era de hielo a un período cálido como el que estamos viviendo ahora?”, comentó Lonnie Thompson, investigador de la Universidad Estatal de Ohio y autor principal del trabajo.
Parece algo muy increíble que haya virus y microbios dentro de los glaciares, pero es algo bastante normal. Los núcleos de hielo contienen capas que se acumulan año tras año, atrapando todo lo que estaba en la atmósfera y a su alrededor. Esto es una clase de bóveda del tiempo, porque si el glaciar es muy antiguo contiene información muy valiosa; los científicos han utilizado esto para comprender más sobre el cambio climático y muchos aspectos de la vida.
En este caso, los investigadores determinaron que el hielo tenía casi 15 mil años. Las muestras de hielo fueron recogidas en el año 2015 en la cima de Guliya, en el oeste de China. Zhi-Ping Zhong, coautor principal del estudio e investigador del Centro de Investigación Polar y del Clima Byrd de la Universidad Estatal de Ohio, comentó que los glaciares del oeste de China no están bien estudiados y el objetivo es utilizar esta información para reflejar los entornos del pasado.
¿Los virus encontrados son peligrosos?
Al menos 28 de ellos son nuevos que prosperarían en ambientes extremos y tienen firmas de genes que les ayudan a infectar células en ambientes fríos; podrían servir para buscar estas secuencias genéticas en otros entornos helados extremos: Marte, la Luna o en el desierto de Atacama.
Para los autores, este trabajo abre una nueva ventana para la caracterización y el estudio del funcionamiento de las comunidades víricas en estos entornos glaciares de miles de años de antigüedad. Además, por el momento esto no representa un riesgo para la humanidad.
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