Si algo tienen en común el canciller Marcelo Ebrard y el líder morenista en el Senado, Ricardo Monreal, es que ambos odian ser platos de segunda mesa. En momentos distintos y no sin pataleos, los dos bajaron la cabeza y aceptaron hacerse a un lado cuando AMLO se los pidió.
El exjefe de gobierno capitalino renunció a la candidatura presidencial para tapizar el terreno a López Obrador. Dicen los que saben que aquel fly de sacrificio llevaba consigo una negociación apuntalada en que, más adelante, el tabasqueño le regresaría el favor.
Tras su exilio en Francia, el pupilo de Camacho Solis regresó cobijado por el gobierno obradorista para reforzar el gabinete y fungir como apagafuegos en tiempos convulsos. Ebrard, siendo hombre de todas las confianzas del Presidente, despacha con soltura en la administración federal, haciendo gala de un amplio margen de maniobra que no pocos le envidian.
Por eso, el cantado destape de Ebrard no causó sorpresas. Se sabía que tarde o temprano el número dos del gobierno, aunque quizás no el favorito, iba a buscar escribir su propia historia. En el escenario ideal planteado por su equipo de campaña hubieran deseado esperar unos meses más antes de que sonaran las trompetas; sin embargo, Claudia Sheinbaum adelantó los tiempos con aquellos “casuales” gritos de ¡Presidenta, Presidenta! en el aniversario de la autodenominada cuarta transformación.
Por su parte, Ricardo Monreal también tuvo que salir de la madriguera. El zacatecano, que se ha caracterizado por ser un gran negociador, tuvo que entrarle al juego muy a su pesar. Él sabe que falta mucho para la elección del candidato oficial y está consciente del peligroso e inevitable desgaste que se viene.
Monreal no está en la lista de los primeros nombres que se le vienen a la mente a López Obrador cuando piensa en quiénes podrían ser los sucesores de su gobierno.
Pero también es cierto que no hay nadie como el coordinador de los senadores para estirar la liga y llevar agua a su molino.
El destape del zacatecano estuvo aderezado por una amenaza muy sutil que sin duda mandó un mensaje poderoso a las altas esferas. Afirmó que en 2024 él estará en la boleta y que, “ojalá” sea con MORENA. No olvidemos que si por algo se le conoce al líder del Senado es por negociar sin tapujos con Dios y con el Diablo. A Claudia la dejó pasar una vez; ¿dos?, imposible.
En la delantera están, hasta el momento, los tres auto destapados: Sheinbaum, Ebrard y Monreal. Atrás vienen otros que prefieren la prudencia y esperar tiempos mejores. Los escándalos del pasado empezarán a pesar cada vez más y si no pregúnteles a algunos de ellos por la Línea 12 del Metro. O qué decir de los nexos con grupos delincuenciales y ciertas bodegas de chiles que causaron escándalo hace tiempo.
La contienda presidencial ya inició y será la campaña más larga de la historia. Los contendientes tendrán que soportar una verdadera carrera de resistencia para llegar en buenas condiciones a la definición. Haga sus apuestas: ¿quién será el candidato o la candidata de YSQ? Aguante, pundonor y mucho hígado, no bastarán.
Twitter: @Mik3_Sosa