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El Hospital Central y su destino incierto

Pedro Cervantes Roque | 08/07/2021 | 20:48

Todavía sin inaugurar y sin disponer de los recursos suficientes para su operación eficaz y suficiente, el Hospital Central Ignacio Morones Prieto permanece en el umbral del fracaso como institución de salud de alta especialidad, pero también ante la posibilidad de que sus instalaciones brinden el servicio que motivó su ampliación si desaparece del firmamento la actual falta de recursos y de material para su funcionamiento.

El destino del Central está en manos de la federación y del gobierno del estado. Los meses recientes han sido de preocupación y desaliento para el personal que presta sus servicios a una población demandante de la salud a que tiene derecho por ley. Ni siquiera los recientes anuncios de que los hospitales y clínicas federales serían pasados a los gobiernos de los estados han significado la esperanza para el personal médico y de la salud que presta sus servicios en el Central.

Las carencias no tienen explicaciones válidas entre los enfermos y sus familias, muchos de ellos procedentes de entidades vecinas como el sur de Nuevo León, el oriente de Zacatecas, el norte de Jalisco y el norte de Guanajuato, amén de quienes proceden de los 58 municipios de San Luis Potosí. Las autoridades sanitarias del estado ni siquiera dan a conocer el costo de la operación del Central y confían que dada la importancia del nosocomio finalmente pase a la estructura del INSABI, cuando ocurre el anuncio de que será precisamente al revés.

El clima de incertidumbre que se detecta en el personal al servicio del hospital es consecuencia también de las muchas carencias que permanecen en la operación. Sin el material médico suficiente, la institución enfrenta el desabasto sin apoyos federales, estatales o municipales. Las cuotas de recuperación son realmente mínimas frente al costo de los tratamientos que se pueden cargar a los pacientes y sus familias.

Si bien el rescate del Hospital Central ha dejado de ser necesario en el campo de sus instalaciones y equipos pues la ampliación reciente lo resuelve, es en el campo de los medicamentos y materiales para el uso cotidiano en sus diferentes áreas, lo que mantiene en constante preocupación al cuerpo directivo y a los médicos especialistas que trabajan sin los recursos necesarios.

El cambio de administración gubernamental puede significar una esperanza, pero también un desaliento si el nuevo gobierno no logra la asignación de recursos mayores o si fracasa en el intento por sacar adelante uno de los hospitales de más alta calidad que se tienen en esta zona del país. Una opción distinta puede ser la prestación de servicios subrogados a derechohabientes de la seguridad social y aún en apoyo de instituciones de salud privadas que requirieran de estudios y otros servicios no disponibles en sus instalaciones particulares.

En todo caso, vale la pena la planeación de acciones posibles para que una infraestructura médica de alta especialidad aporte el mayor beneficio a la población de la extensa zona que cubre hasta ahora. Entre tanto, una exposición clara de los problemas del Central puede servir para que las dependencias gubernamentales estructuren un programa de aprovechamiento de lo que, aun sin inaugurar, ya enfrenta problemas.

pedrocervantesroque@yahoo.com.mx