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Lo mejor ha de venir, sin que sepamos cómo (Homilía)

Plano Informativo | 13/06/2021 | 01:58

No suframos por lo que no tenemos; porque Dios bien sabe lo que nos hace falta. Y lo que necesitamos, ha  de llegar  sin que  sepamos cómo.

 

Lo valioso, no llega apresuradamente, pero siempre termina llegando. Y mientras tanto, hay que alegrarse, con el gozo de la espera.

 

Lo bueno, no llega apresuradamente; porque lo que  llega pronto, prontamente se esfuma.

 

Mientras tanto, hay que alegrarse con el gozo de la espera. Porque en la esperanza, está la felicidad.

 

Y el hombre que no sabe esperar, aún no ha aprendido a vivir. Porque el hombre sabio, le encuentra   sabor a la esperanza.

Lo más maravilloso, es lo que viene del cielo; y aunque esas bondades tarden en llegar,  al final hacen su arribo.

 

La vida  se saborea más por lo que se espera,  que por lo que se tiene.

 

El hombre feliz, es aquel que sabe soñar. 

Hoy, el Señor nos da un ejemplo, de como las bondades del reino, llegan sin que sepamos cómo. Y dice: “ El Reino de Dios se parece a lo que sucede cuando un hombre siembra la semilla en la tierra: que pasan las noches y los días, y sin que él sepa cómo, la semilla germina y crece..”. (Mc.4).

 

Es importante confiar en Dios; porque Él, nos va a traer lo mejor. Pero el Señor, tiene sus caminos; porque Él bien sabe, cuando estamos preparados para obtener lo que nos falta.

 

Por tanto, dejemos que Dios haga su obra, y no nos cansemos de esperar. Vivamos gozando de la espera; porque lo mejor, va a llegar a su debido tiempo.

 

Pbro. Lic. Salvador González Vásquez.

 

Evangelio del día

 

Lectura del santo Evangelio según San Marcos 4, 26-34

 

En aquel tiempo, Jesús decía al gentío:

 

«El reino de Dios se parece a un hombre que echa semilla en la tierra. Él duerme de noche y se levanta de mañana; la semilla germina y va creciendo, sin que él sepa cómo. La tierra va produciendo fruto sola: primero los tallos, luego la espiga, después el grano. Cuando el grano está a punto, se mete la hoz, porque ha llegado la siega».

 

Dijo también:

«¿Con qué compararemos el reino de Dios? ¿Qué parábola usaremos? Con un grano de mostaza: al sembrarlo en la tierra es la semilla más pequeña, pero después de sembrada crece, se hace más alta que las demás hortalizas y echa ramas tan grandes que los pájaros pueden anidar a su sombra».

 

Con muchas parábolas parecidas les exponía la palabra, acomodándose a su entender. Todo se lo exponía con parábolas, pero a sus discípulos les explicaba todo en privado.