Jueves 18 de Abril de 2024 | San Luis Potosí, S.L.P.

Y la moneda está en el aire

Pedro Cervantes Roque | 11/06/2021 | 09:48

En un proceso electoral, uno no puede escribir como si fuera miembro de un partido político, tampoco lo puede hacer como árbitro de ese proceso. La información estrictamente apegada a los hechos y las opiniones apegadas a las circunstancias que los rodean no reducen de manera alguna la visión que un periodista tiene de una contienda como la que hoy vivimos, en que la moneda está en el aire mientras no concluya el recuento de los votos en el 70 por ciento de los paquetes electorales.
Sin embargo, se quisiera la polarización de los medios ante la confronta que viven los candidatos después de las elecciones, que las opiniones de los periodistas fueran certificaciones notariales sobre las que pudieran sustentarse los argumentos de cada uno de los contendientes con ánimo de pelea. ¿Cómo ejercer el periodismo en semejantes condiciones? Se preguntarán quienes esto lean.
La imparcialidad, la objetividad y el apego a la verdad son aspiraciones inalcanzables cuando el ejercicio de la profesión nos coloca inmersos en un proceso como éste, absorbiendo denuncias de uno y otro lado y esperando un veredicto plasmado en las páginas de los diarios o en las páginas informativas de las redes sociales serias, con la obligación de analizarlas sin tendencias y valorarlas con criterios que emergen de nuestra sociedad.
La calificación de las elecciones desde el punto de vista de la ley no es el punto final de un proceso electoral sino la tolerante aceptación de la voluntad expresada en votos, ante las pruebas irrefutables de un conteo de estos, de su certificación a cargo de ciudadanos independientes y a la vista de representantes de los partidos asignados por ellos.
No obstante, la inconformidad de los participantes cuando el voto no les favorece como se los prometieron los conteos de las encuestas previas, conduce el proceso a estadios que quieren extender esa inconformidad a los ciudadanos que cumplieron la obligación de votar. Desde este punto de vista, la diferencia entre una encuesta y una votación parece causar más inconformidades que aceptaciones y eso es una demostración de que los estudios de opinión aún son imperfectos.
Aceptar la derrota es el punto sobre el que los partidos deben trabajar porque significa que sus políticas, sus principios y la calidad de sus candidatos no están en el marco de las aspiraciones ciudadanas para elegir un buen gobierno. Si los proyectos manejados por sus candidatos no llenaron las apetencias ciudadanas de mejorar igualitariamente y si las garantías de cumplir sus promesas de campaña no fueron suficientes para que el ciudadano los respaldara en las urnas, es porque partidos y candidatos llegaron improvisadamente a una contienda que tiene exigencias mayores.
No hay que olvidar que, si ahora se expone la suciedad de un proceso electoral y se demuestra, todos los involucrados en la preparación y realización de las elecciones deben agregar una disculpa ante el electorado. Incluidos, claro está, los candidatos contendientes.
pedrocervantesroque@yahoo.com.mx