Dr. Jaime Chalita Zarur | 17/05/2021 | 11:37
2018, nos dejó una lección muy importante en esta naciente democracia mexicana. Un parteaguas que señala un punto de llegada y otro de partida. Literalmente, ahora, se ha querido borrar la construcción de un Mexico que nos pertenece a todos y, sin mediar argumento, respaldado en la legitimidad de los que votaron a favor, pero sin tomar en cuenta los que votaron en contra y, lo que no lo hicieron, faltando a su obligación cívica, simplemente se ha hecho lo que se quiera del País de todos.
El proceso electoral de 2018, cierra varios ciclos, pero, de ninguna palmera es el año en que nace la democracia en México. Las condiciones democráticas estaban ahí, y de esa manera es que se da la victoria de López Obrador en su tercer intento por llegar a la Presidencia de nuestro País.
Es muy grave querer borrar el pasado de todos y, prácticamente señalarnos de corrupción igualmente a todos, cuando no es así, pero además es está Patria nuestra, nuestro hogar común y, no solo de una persona.
El deporte favorito desde el Poder, es la descalificación a quienes no concuerdan con la postura cuasi imperial, impuesta a los que se supone son nuestros empleados y, al querer quedar bien, solo por mantener la chamba, se traiciona los ideales de muchos quienes habitamos en México.
La polarización es ya muy preocupante y, debería detenerse, dando espacio al Estadista, al presidente de todos los mexicanos. Especialmente en este periodo de campañas, que están dejando un México, más dividido y enconado, entendiendo es muy peligrosos seguir alimentando este odio que ya se siente o, quizás, es lo conveniente en la preservación del poder, capaz de hacer hasta lo indecible para mantenerlo.
Ya se han repetido en muchas ocasiones las noticias nacionales, con la posibilidad, igualmente, de estar expuestos en lo internacionales, de nuestro Estado y no, precisamente en los mejores términos. No tengo precedente de tanta violencia y cómo va avanzando, haciéndonos una sociedad decadente como lo hemos permitido.
Van 83 asesinatos de políticos en estas campañas electorales, gastos de campañas que insultan a la pobreza y, así tendría que entenderse desde la sociedad, como la verdadera causa de quienes sufren de precariedad, trampas para obtener candidatura con cualquier pretexto, ataques estériles de corrupción, malversación de recursos, repartición de tarjetas con y sin fondos, también despensas, vamos, delitos electorales en cuantías increíbles que no explican cómo México padece la pobreza que lastima a la sociedad pero, no parece que sea lo mismo a quienes lucran con la necesidad del pueblo.
¿Tendríamos que decir, que afortunadamente no nos han matado a ningún candidato? O, Gracias porque hoy no me paso nada malo. Que triste consuelo, como el saber que cuando nos violentan en nuestra integridad patrimonial o, física, contentarnos con que aún podemos contarlo.
Nuestro Estado y País merece una sociedad fuerte y exigente en lo que nos conviene a todos y no en necesidades particulares.
@jaiemchalita
