Viernes 26 de Abril de 2024 | San Luis Potosí, S.L.P.
Pedro Cervantes Roque | 15/04/2021 | 19:47
Tres palabras con significados cercanos, pero también con notables diferencias. De la competencia sale el mejor. Del pleito sale un vencedor. De la disputa sale un ganador. La competencia obliga a la preparación. El pleito reclama ejercicio. La disputa exige la razón para sostenerse.
En tales términos se ha planteado la campaña electoral en San Luis Potosí y en México. La competencia se desvirtúa y se desvía por el cauce del conflicto en vez de por la oferta de programas, planes y acciones que hoy debían asomar en las carteras de cada uno de los aspirantes a los diferentes cargos de elección.
En el caso de la lucha por la gubernatura, Octavio Pedroza Gaitán y Ricardo Gallardo Cardona han movido sus piezas para desacreditarse mutuamente, como si, al hacerlo, desapareciera toda la confianza del elector sobre el adversario y, como un efecto inmediato, reapareciera en la mente ciudadana favorable al candidato quejoso.
El intercambio de opiniones adversas al candidato de enfrente no genera empatías duraderas. Sucede en el caso de las “voceras oficiales” de las campañas de ambos. Verónica Rodríguez, vocera de la alianza Sí por San Luis, que postula a Octavio Pedroza Gaitán como su candidato, toma la palabra y desmiente al candidato de la alianza PT-Partido Verde, Ricardo Gallardo, por sus afirmaciones favorables a las causas femeninas, porque según ella son contrarias a su actuación reciente como legislador federal.
No fue lejos por la respuesta y la vocera de El Pollo Gallardo, Sonia Mendoza Díaz, abre el contra ataque y afirma que a ella le faltaron al respeto cuando quiso registrarse en el PAN para contender por la candidatura al gobierno estatal. Si las cosas en San Luis toman el rumbo que llevan otros conflictos de mayor o menor envergadura en otros lugares del país, las campañas invocarán la lástima ciudadana y buscarán el conmovido consuelo del elector en las urnas.
Alguien debe razonar ahora que la eficacia democrática del voto ciudadano nunca será demostrada si se finca en conmovedores reclamos de los candidatos al gobierno, olvidándose de que el voto no puede sumarse por la voluntad conmovida del elector en lugar de ser el resultado de un análisis sobre las propuestas de cada alianza y de sus respectivos candidatos. Nos quedan menos de 60 días de campaña y el gran jurado que es el elector, no dispone siquiera de un listado completo de aspirantes a gobernador, a presidentes municipales, a diputados locales y aspirantes a diputados federales.
Los árbitros, CEEPAC e INE, se han guardado bien los registros de aspirantes, tan bien que los electores ignoran el santo y seña de los candidatos. Si dejan que el azar supla lo que para ellos debe ser una obligación, entonces ya entendemos por qué en las campañas hay pleitos y después de las elecciones se vienen las disputas.
La escena electoral está saturada de candidatos. El tránsito de las propuestas está limitado y, en cambio, abundan las ocurrencias, los intentos de suplantaciones y hasta de payasadas que apenarían a cualquiera en el lugar de sus protagonistas. En esta elección no hacen falta candidatos, la ausencia que se lamenta es la de las propuestas detalladas, bien fincadas y pegadas a la realidad.
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