Viernes 15 de Noviembre de 2024 | San Luis Potosí, S.L.P.

HIJOS DE LA PANDEMIA

Oscar Esquivel | 21/01/2021 | 16:36

Antes de que llegue el alba, antes de que la luz del sol, con un rayo de luz ilumine la habitacióny durante la noche descansamos en una cama hecha para el cuerpo agotado, aburrido yrepose en una tela que cubre un abullonado cojín de espuma convertido en colchón. Antes de la luz, ya despiertos, comenzamos a vivir lo cotidiano, tal vez algo de ejercicio, arreglar el cuarto, tender camas o preparar el desayuno, tantas formas distintas de comenzar el día, aun antes delque el tenue sol pudiera aparecer en el horizonte.

Amanece, si se tiene suerte, escucharemos el canto de los pájaros a lo lejos, esperando que la contaminación y el frio no los hayan alejado a un lugar seguro con aire limpio, el efecto invernadero igual afecta a hombres que a los animales. Por fin, la claridad radiante,se ve todo a nuestro alcance, lo hermosos huele a mañana, se siente la vida.

Cada amanecer esperamos noticias nuevas y buenas, la mente vaga dilucidando lo que podríamos programar para el resto del día. Hoy, de manera particular pensé en dejar de escribir de la arrogancia, la barbarie y la desesperanza que nos está ocasionandola confrontación por el poder.Me negué hoy, a redactar palabras, donde expusiera las visiones torcidas de nuestra clase política, del sordo debate con la sociedad, de sus compromisos falsos cubiertos de complicidades,no mencionare a los actores partidistas que, con su afán de conservarse vigentes, han pisoteado la dignidad de sus correligionarios.

 A la política nacional, no merece que la nombremos política, es más bien el martilleo continúo de la voracidad, llevándonos ala destrucción y el encono del país,como va sucediendo continuamente entre contrarios adversarios.No se merecen ser nombrados como profesionales políticos, observamos que las ocurrencias de unos, se replican alcuadrado por sus contrarios, quienes estúpidamente proponen solucionesque, en el pasado lejano e inmediato, fueron el cáncer que vivimos, de corrupción, impunidad y violencia.

Nuestra tierra potosina ¡bendita es!, tan bendecida que le da la fuerza necesaria para aguantar la soberbia de las hordas de barbaros, los entes humanoides públicos. Nombrarlos por su nombre ¡No! nunca acabaría. Podríamos decir que al final de la administración estatal se siente el frio, no del invierno, más bien del miedo a no dejar buenas cuentas,provocando la ira de los dioses, enviando aire rancio político que se respira en todos lados. ¿Cómo se levantarán cada mañana los señores del poder? No lo entiendo o no los entendemos¿pensarán en la gente, sus sueños, sus necesidades las angustias?

Estamos ante un destino incierto,es nuestro deber como sociedad construir una nueva política, incluyente y decidida a terminar indiferencia, donde los innombrables atiendan los reclamos más sentidos de la población. Lo hacemos o los dejamos que coman su propio ego yterminen de generar mayor incertidumbre en el futuro.No quería, pero escribí.

Como una cosa, lleva a la otra.

El miedo, los temores, las dudas, la desorientación de nuestros niños en esta pandemia, es brutal. ¡De ellos es el futuro! Hasta escupen en el micrófono los politiquillos gritando en esos mítines donde abunda la torta de chorizo con huevo y el frutsi, se ufanan de mantener la férrea lucha por la defensa de la niñez.

Valga la comparación con las guerras armadas, pero nuestros niños, están padeciendo un trauma similar a la que ocasiona un conflicto bélico por motivos de la pandemia, las afectaciones emocionales y psicológicas pudieran ser irreversibles a pesar de la resiliencia humana. 

Los niños son particularmente vulnerables a los estragos de la guerra. Según un estudio de las Naciones Unidas sobre los niños en la guerra “la violencia física, sexual y emocional a la que están expuestos los niños, destroza su mundo”. ¿acaso no será la misma violencia que se manifiesta en estos meses de encierro? La violencia contra ellos se ha incrementado hasta 55% en física y 45% en lo psicológico, sin contar lo que no se denuncia, se a constado que lasinstituciones gubernamentales o privadas han disminuido su capacidad de intervención en episodios de violencia, debido al aislamiento físico, igualmente a la falta de actividades educativas de manera presencial, principalmente en los rangos de educación básica y especial, sumando además, la irritación de los adultos por la crisis económica,donde la disminución de ingresos a caído considerablemente.

Dicen que los niños no son tan vulnerables al covid 19, si llegan a contagiarse sus síntomas son leves a moderados, según las estadísticas. La voluntad y el pensamiento cerrado de las autoridades en la materia, hacen ver al sentido común como una frase corta y no como una aplicación aldeberpúblico.

Se han implementado mediadas restrictivas y de cuidados, de prevención para consumir en locales como cantinas, bares, antros, tables danceen aras de mantener la economía ¿por qué no se hace lo mismos en una escuela?  Por ejemplo y a manera de aportación, si se dan clases virtuales, a 30 niños de un salón secundaria, se debería permitir asistir a 6 niños un día por semana a clase presencial y el resto del alumno, por medios digitales en vivo, con una distancia suficiente, tomando tres o cuatro clases en un día, esto permitiría la sociabilización, desfogarse de sus pensamientos negativos, conocer a sus maestros, relacionarse con sus compañeros. Un solo día de convivir con otros compañeros les cambia la vida que han llevado acuestas durante10 meses.

 Hay colegios que lo están aplicando, no se si con autorización o no, peo lo están haciendo.

Recordemos que no existe ser humano que no requiera de la sociabilización, no estamos bajo fuego de bombas o en un bunker refugiados, estamos ante un virus que su mayor nivel de infecciones y letalidad está en los adultos mayores.

Pensar en los niños es pensar en la salud misma social, no dejemos que losresentimientos políticos,incrementen el daño infringido.No todos los niños viven en condiciones óptimas de salud y refugio seguro en sus hogares, existen realmente pequeños que viven bajo una gran violencia. Si tuvieran la oportunidad de ser escuchados y atendidos, seguro nos cuestionarían la preferencia por la que se optó, la diversión.

Nos espera un largo tiempo para que los estudiantes regresen a las aulas, al recreo, al juego, a sus compañeros, busquemos soluciones antes que la pandemia gane la batalla que no comenzó con los niños, sin ideas y soluciones, nuestros hijos serán sin duda los hijos de la pandemia, no de la razón.

Nos saludamos pronto