Armando Limón Hernández | 19/01/2021 | 15:42
PRÁCTICAMENTE ESTAMOS A unos pasos de retornar al Semáforo Rojo, y gran parte de la población no hemos entendido sobre el riesgo que representa el no acatar las disposiciones sanitarias que a lo largo de los últimos meses han implementado las autoridades para evitar, no sólo que más potosinos se contagien, sino que pierdan la vida por el descuido, posiblemente no las personas adultas, sino de los jóvenes que por alguna circunstancia piensan que son vulnerables o inalcanzables a ser contagiados.
ES CLARO QUE EN ESTOS momentos estamos pagando las consecuencias de haber relajado las medidas de prevención durante el mes de diciembre, donde se pudieron observar con claridad calles transitadas, tiendas y centros comerciales a reventar, sin importarles el peligro y las consecuencias que esto representa y que ahora lo vemos reflejado con una gran ocupación hospitalaria que pone en riesgo de enfrentar un colapso de sistema hospitalario de la entidad, como se está viviendo en otras entidades del país.
NO SE TRATA DE ECHAR CULPAS, sino de asumir cada quien la responsabilidad que nos corresponde, adoptando las medidas de prevención para evitar aglomeraciones que simplemente nos colocan en una posición de riesgo y de la amplia posibilidad de contagiarnos o en el peor de los casos de perder la vida o contribuir a que un familiar querido cercano, sea víctima de este terrible coronavirus.
TAMPOCO PODEMOS SOSLAYAR que en las últimas semanas hemos podido conocer eventos políticos masivos donde lo menos que importa es el adoptar las medidas de prevención, y lo peor es que asisten familias competas, sin pensar en que los niños se convierten en letales portadores del virus. Además, a estas alturas resulta incongruente que existan personas que aún piensen que el COVID no existe o que es un invento del gobierno.
EL FUNCIONAMIENTO DE ANTROS, bares y unidades deportivas que semana a semana se encuentran a reventar, es el claro ejemplo de la negligencia de un importante sector de la población, por ello es necesario que las autoridades asuman medidas más drásticas que permitan evitar que sectores productivos y económicos se vean afectados con un inminente cierre total, que nos represente de nueva cuenta el encerramiento social.
DE OCURRIR LA APLICACIÓN DEL Semáforo Rojo en San Luis Potosí, no tendremos ninguna justificación para estar molestos, porque esto es consecuencia de nuestro mal actuar y sobre todo de la irresponsabilidad que representa el relajamiento de las medidas de prevención que sólo buscan evitar el incremento de contagios y la muerte de más potosinos.
LOS POLÍTICOS NECIOS TAMBIÉN están obligados a acatar estas disposiciones y para ello es necesario que el Consejo Estatal Electoral y de Participación Ciudadana (Ceepac) se faje los pantalones y comience a aplicar las sanciones correspondientes y evite hacerse de la vista gorda, como ha sucedido en los últimos meses. Es necesario señalar que no se trata de cuestiones políticas, sino de salvaguardar la integridad de la población, sería condenable que ante esta situación de alerta sanitaria, algún partido o actor político pretendiera utilizar esta situación para sacar raja política.
TAMBIÉN ES IMPORTANTE reconocer el impacto que un eventual cierre de negocios y actividades representa para todos los sectores productivos de nuestra sociedad, pero lo más grave es para aquellas familias que tienen que salir a la calle a obtener el pan de cada día. No podemos seguir siendo tan irresponsables, porque el impacto negativo nos podría afectar a todos, sin distingo de clases sociales, razas o creencias políticas o religiosas.
O ACATAMOS LAS MEDIDAS preventivas o nos atenemos a las consecuencias de lo que significa un aumento en el número de contagios por el COVID-19. Tampoco podemos ser irresponsables al pensar que la vacuna contra el COVID-19 será la panacea para evitar ser contagiados.
LAS MEDIDAS ANUNCIADAS POR el gobernador Juan Manuel Carreras, y las autoridades de Salud, sólo tienen un objetivo y es el de prevenir los riesgos de contagios y muertes, seguramente surgirán algunos detractores o agoreros de la desgracia, pero lo más importante es que todos juntos asumamos nuestra propia responsabilidad.