Un total de 1.383 hondureños que ingresaron ilegalmente a Guatemala en una caravana migrante en los últimos días han sido retornados a su país obligatoriamente, según confirmaron este domingo fuentes oficiales.
El Instituto Guatemalteco de Migración informó a periodistas que entre los 1.383 migrantes devueltos a Honduras hay 192 niños y que el retorno es gestionado por su personal y también por las fuerzas de seguridad.
De acuerdo a la misma fuente, alrededor de un millar de migrantes fueron deportados entre jueves, viernes y sábado, mientras que otros 400 emprendieron el retorno obligado a sus hogares este domingo.
Los hondureños deportados forman parte de una caravana migrante conformada por más de 9.000 de sus compatriotas, según cálculos oficiales. La caravana salió de San Pedro Sula, ciudad del norte de Honduras, en distintas fases entre los pasados miércoles, jueves y viernes.
La caravana, dividida en tres grupos de aproximadamente 3.000 personas cada uno, se coló ilegalmente entre la noche del viernes y el sábado por el puesto fronterizo El Florido, en el departamento de Chiquimula, 200 kilómetros al este de la Ciudad de Guatemala.
Sin embargo, una parte de la caravana no ha podido avanzar por Chiquimula debido a una barrera policíaca que este mismo domingo reprimió con fuerza a los migrantes para evitar su paso.
Según constató Efe, los migrantes recibieron golpes al intentar sobrepasar a las fuerzas de seguridad compuestas por la Policía Nacional Civil y el ejército de Guatemala.
El Instituto Guatemalteco de Migración confirmó a periodistas que "se reportan varias personas heridas", incluido su personal, soldados y migrantes hondureños, aunque sin más detalles por el momento.
El grupo que se encuentra varado está compuesto por alrededor de 6.000 migrantes, mientras que los otros 3.000 hondureños que conforman la caravana han logrado avanzar en algunos casos y en otros la multitud se ha ido diluyendo o ha retornado a su país.
El Gobierno guatemalteco mantuvo durante toda la semana su posición de no permitir el ingreso al territorio de los miles de migrantes hondureños.
Sin embargo, ante la gran cantidad de personas que se aglutinaron en la frontera el viernes, los agentes de la Policía Nacional Civil decidieron dar un paso al costado y dejaron avanzar a la multitud.
Las autoridades advirtieron que no dejarán ingresar al país a los migrantes si no cumplen con los requisitos establecidos al respecto, especialmente una prueba negativa de la covid-19.
Los hondureños buscan llegar a Estados Unidos para tener mejores condiciones de vida, alejados de la pobreza y la violencia que azotan el istmo centroamericano, especialmente después de la pandemia y los huracanes Eta y Iota, que tocaron tierra en noviembre pasado.