Esta vida, es como un laberinto, en donde podemos sentir, que ya nos hemos perdido. Y eso, nos mueve a buscar la salida.
Pero, sería bueno preguntarnos: ¿Qué es lo que buscamos en esta vida? Y la respuesta, es que todos buscamos lo mismo: los hombres queremos buscamos la felicidad.
Y Dios, es el único que nos llama a la felicidad; pero nosotros, también tenemos que responder, y ponernos a buscar, todo aquello que nos llene.
Decía San Agustín: “Buscamos para encontrar, y encontramos para seguir buscando”.(Confesiones).
No hay que frenar la búsqueda; porque estamos aquí para vivir buscando, ya que siempre, algo quedará por descubrir.
Y hoy, dice el Evangelio, que dos de los discípulos de Juan el Bautista, al ver a Jesús, se dispusieron a seguirlo; y por eso, el Señor les preguntó: “¿Qué buscan? Ellos le contestaron: ¿Dónde vives, Rabí”.(Jn.1).
Nosotros, al igual que los discípulos, necesitamos saber en dónde habita Dios. Porque la vida en Dios, es la única que nos colma de alegría.
Y ya que en esta vida, siempre hay una pérdida, es por eso, que necesitamos de vivir buscando.
En este mundo, la felicidad a veces se tiene, y a otras se pierde; y ahí, está la razón de la constante búsqueda.
No dejemos pues de buscar, todo lo que nos ayude a sentirnos completos.
Hay que decir con el Salmo: “El corazón me dice que te busque, y buscándote estoy”. (Salm.26).
Pbro. Lic. Salvador González Vásquez.
Evangelio del día
Lectura del santo evangelio según san Juan 1, 35-42
En aquel tiempo, estaba Juan con dos de sus discípulos y, fijándose en Jesús que pasaba, dice:
«Este es el Cordero de Dios».
Los dos discípulos oyeron sus palabras y siguieron a Jesús. Jesús se volvió y, al ver que lo seguían, les pregunta:
«Qué buscáis?».
Ellos le contestaron:
«Rabí (que significa Maestro), ¿dónde vives?».
Él les dijo:
«Venid y veréis».
Entonces fueron, vieron dónde vivía y se quedaron con él aquel día; era como la hora décima.
Andrés, hermano de Simón Pedro, era uno de los dos que oyeron a Juan y siguieron a Jesús; encuentra primero a su hermano Simón y le dice:
«Hemos encontrado al Mesías (que significa Cristo)».
Y lo llevó a Jesús. Jesús se le quedó mirando y le dijo:
«Tú eres Simón, el hijo de Juan; tú te llamarás Cefas (que se traduce: Pedro)».