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México, país de libertades, no es libre de opinar

Pedro Cervantes Roque | 07/01/2021 | 22:50

Evidentemente nos acercamos al momento en que la nación entera sea convocada para renovar nuestros documentos fundamentales, es decir, nuestra Constitución General de los Estados Unidos Mexicanos y las constituciones generales de los estados de la república, como una medida preventiva de los efectos de una política errática entre los que destacan los cambios, reformas y adiciones que modifican el rumbo legal de México, siempre en favor de causas que no gozan de la aprobación general de la población.

El tema viene a cuento por la abstención del presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, para esgrimir un mandato constitucional de no intervención en la vida de otros países para no emitir una opinión sobre los sucesos ocurridos en la Capitolio de los Estados Unidos cuando el Congreso de aquel país certificaba los resultados de la elección de noviembre pasado. A contracorriente de otros países del mando cuyos mandatarios fueron consultados por la prensa local o internacional, el nuestro adujo razones constitucionales para evitar la intromisión en temas que evidentemente nos afectan, aunque sea en mínima parte por varias razones que los mexicanos conocemos bien. Además de la vecindad, el intercambio permanente de mercancías y productos, la mayoritaria inversión estadounidense en nuestro país, pero además porque un porcentaje muy importante de la población hispana en Estados Unidos es de origen mexicano.

Por otro lado, es una visión anticuada pensar que una opinión es una intromisión de nuestro país en asuntos del vecino. La verdad es que esa posición está sobre dimensionada porque siendo México un país de libertades no pueda emitir una simple opinión sobre lo que pasa. En cambio, se presumen con orgullo las calificaciones que empresas extranjeras elaboran con relación a la aceptación del presidente por un alto porcentaje de los habitantes de este país. Tampoco perdemos la cabeza porque el Banco Mundial, la Organización Mundial de la Salud o cualquier otro organismo internacional opine sobre lo bien o mal que está nuestra economía o la crisis que atravesamos a causa de los manejos de la pandemia de COVID 19.

En ese mismo nivel se encuentran las opiniones expresadas por los países o las organizaciones acerca de un tema como el recientemente vivido por Estados Unidos. Expresar los deseos de México por el bienestar de los estadounidenses no representa una intervención en sus asuntos internos. Una opinión no puede modificar la vida interna de un país pues el criterio de la política no intervencionista sostenida por México tiene una visión distinta, alejada de lo que realmente es una intervención. Nadie, desde fuera de las fronteras de los Estados Unidos va a intentar siquiera disponer cambios en ningún sentido, aunque fuera por las más benéficas consecuencias.

México, pues, necesita tomar el ejemplo de los sucesos en Estados Unidos para prevenir ese tipo de problemas en las próximas elecciones que viviremos a mediados de este año. Elevar las instituciones por encima de los individuos es fundamental para que eliminemos los caprichos como causa de dilema o discusión y confronta violenta. Nuestra vecindad nos hermana, no nos divide. La preocupación sobre lo que ocurra a ambos lados de la frontera es enteramente normal.

pedrocervantesroque@yahoo.com.mx