El cúmulo de anécdotas que se suceden en todo proceso político forman un entramado que refleja la realidad de nuestro momento en el entorno que sirve de escenario a los cambios de administración, de representación y de las consecuencias que proyectan sobre el entramado social. Dicho de manera menos complicada, las campañas políticas permiten ver cómo andamos y qué buscamos para mejorar.
La chismografía que flota en el ambiente político es de permanencia corta, pero sus significados son muy importantes porque de ellos hemos de advertir las características de cada opción representada por los aspirantes a gobernador, por ejemplo.
Así las cosas, aunque lo previsto es un encono de larga trayectoria, todos estamos de acuerdo en que los candidatos mejor pertrechados son Xavier Nava Palacios y Ricardo Gallardo Cardona. Una elección con ambos de protagonistas desplazaría del panorama electoral a quienes quisieran alcanzar el puesto bajo la premisa de “un tercero en discordia” como beneficiario de ese rechazo ciudadano a los pleitos de largo plazo.
Y lo del anecdotario viene a cuento porque en torno de ambos se tejen versiones del más variado tipo, como buscándole significado a las cosas con evidente ánimo de entretenerse. Algo debe hacer uno en este cerrado tránsito de la pandemia a la que todos queremos sobrevivir, aunque siga siendo un riesgo andar de mitotero enterándose de las cuitas que se revelan en los cafés del centro citadino, a los que frecuentemente se les otorgan créditos de verdades incontrovertibles.
El anecdotario se convierte en basura si no trasciende una semana o no se concreta el augurio llegado el plazo de su hipotética vigencia. No obstante, la avidez por conocer el chisme se conserva gracias a ese deseo entender y predecir el futuro cercano. Vea usted. Ricardo y Xavier, o Xavier y Ricardo, para no quedar mal, han manejado sus aspiraciones con promesas ambiguas. Un plan de trabajo no ha sido esbozado por ninguno. Los detalles de su quehacer con miras a gobernar ni siquiera alcanzan todavía el nivel de “promesas de año nuevo”.
Sí, en cambio, estamos muy atentos a lo que dicen sus amigos, a lo que dicen los que “vieron” o “escucharon” como si se tratara de personajes de ficción que reparten sonrisas y portan varita mágica para hacer de su entorno un mundo de fantasía. Y cuando ambos sacan a relucir sus verdades, no piensa uno que se han enojado las comadres, sino que habremos de iniciar una lucha de pancracio, sin límite de tiempo y sin reglas estorbosas.
Por ahora, los ciudadanos somos espectadores que en todo nos fijamos. Todavía buscamos y no encontramos, aún se escuchan expresiones como “¿y ese qué?” pero día vendrá en que obtengamos la respuesta. No se vayan a espantar.
En este momento, pues, la dirigencia de los partidos aliados que procesan la forma de elegir sus respectivos candidatos, están por escoger si, como las novias, deshojan la margarita o se juegan un tin marín de do pin güé.
Pero yo no iba a escribir de esto. ¡Y ya ve usted!
pedrocervantesroque@yahoo.com.mx
