Miguel Ángel Guerrero | 27/09/2020 | 20:22
Ya cubierto el compromiso de la rendición de su quinto informe de gobierno, el gobernador Juan Manuel Carreras López inicia el último año de su administración seguramente, con el objetivo central de cerrar el paso a todo riesgo de tener una salida complicada como consecuencia de manejos irregulares de los fondos públicos de lo que, hasta ahora, se ha visto ajeno desde el momento en que las denuncias sobre el tema recibidas por gente de su equipo de colaboradores han sido más con afanes de lucimiento mediático que otra cosa de carácter legal.
Sin problemas concretos en ese sentido cargados por su gobierno, Carreras dispone de un año completo para apretar las tuercas de la transparencia y el ejercicio correcto de los recursos económicos si es que no quiere salir por la puerta de atrás como le pasó a algunos de sus antecesores que al llegar al final de su periodo ya enfrentaban severas acusaciones de corrupción cometidos por colaboradores y parientes.
Otro aspecto éticamente incorrecto con el que tropezaron frecuentemente gobernantes anteriores fueron los compadrazgos y favoritismos en la asignación de los contratos de las grandes obras, como pasó con los de los puentes de la Salvador Nava, el “huevo” los invernaderos, construcción de autopistas y demás para enriquecimiento de funcionarios pues hubo quien tuvo para comprar dos aviones como titular de una dependencia encargada de construir caminos y carreteras y como aquel revisor de cuentas que también se jactaba de ser propietario de una aeronave lo mismo que de un lujoso departamento de 500 mil dólares en Puerto Vallarta.
Así entonces, JMCL tiene un año para prevenir sobresaltos capaces de originarle una salida vergonzosa por culpa de los funcionarios que se quieran pasar de listos y más en función de que no hay a la vista problemas de este tipo que le quiten el sueño de lo que podrá darse cuenta conforme avance el proceso previo a la entrega- recepción del gobierno ya en marcha.
CABOS SUELTOS
La décima de punto que impidió la calificación necesaria para que el estado pasara del color naranja al amarillo en el semáforo epidemiológico como consecuencia del aumento en el número de hospitalizaciones no es más que el resultado de los reacios a usar el cubrebocas propiciando que se acelere la propagación del covid- 19, por lo que ya nomás es cuestión de no decaer en su uso y respetar las medidas sanitarias para mantener el descenso en los contagios y casos positivos de tal forma que se cumplan los parámetros para que SLP se pinte de amarillo, total, qué tanto es tantitíto como decía el clásico.