México tiene ya 50,000 razones para alzar la voz y denunciar que no se hicieron ni se están haciendo las cosas correctamente.
El 27 de febrero el Sub Secretario Hugo López Gatel anunció el primer caso de COVID-19 en México. Hasta el 30 de Marzo, más de un mes después, se decretó la “Emergencia Sanitaria por causas de fuerza mayor”. Las cifras “oficiales” daban cuenta de 1094 contagiados más 2754 sospechosos y ya 28 defunciones.
Para esa fecha, países de Europa cómo Italia, España, Francia habían ya decretado estado de alerta máxima. Tomaron medidas oportunas y en algunos casos extremas. La epidemia se extendía, pero sus gobiernos actuaron con sensibilidad, prontitud y responsabilidad.
Las cifras de otros países como Alemania, Japón y Corea del Sur han sido contundentes para establecer una referencia de manejo de esta crisis. Otras naciones con economías menos robustas como Vietnam, Nueva Zelanda y Suecia logran contener parcialmente el contagio pero sobre todo disminuir significativamente el índice de letalidad.
Siempre se ha dicho el Hubiera no existe, refiriéndose a que lo pasado no se puede cambiar y es cierto. No obstante, lo ocurrido si es corregible para el presente y para el futuro. Si y solo si, se tiene el valor y la humildad para RECONOCER que nos equivocamos.
Sería imposible saber cuáles hubieran sido las consecuencias de haberse tomado otras medidas, otras desiciones, otra actitud y otra forma de enfrentar el riesgo que en su momento se nos venía encima. ¿Serían menos los decesos? ¿Menos los contagios? ¿La capacidad de respuesta hospitalaria y de atención eficaz a los miles de ciudadanos infectados hubiese sido diferente? La probabilidad de respuestas afirmativas por sentido común nos dicen que si.
En México se optó por tomar un acercamiento particularmente diferente al recomendado por la OMS al cual se ciñeron la mayoría de los países. Se tuvieron al menos dos meses para preparar, analizar, planear e implementar protocolos adecuados para cuando el Coronavirus llegara y se esparciera por nuestro territorio. No lo hicimos y en cambio preferimos apostar a nuestra suerte, a nuestros genes, los Amuletos protectores y a los Abrazos y a gotitas milagrosas.
Al menos cinco son los errores estructurales en el manejo de esta crisis en nuestro país :
1.- Comunicación errática y contradictoria.
2.- Ocultamiento y falta de transparencia de la información oficial.
3.- Lentitud y extemporaneidad en la estrategia para la preparación médica y hospitalaria. Las compras de respiradores, ventiladores, equipo de protección, algunos medicamentos, accesorios preventivos.
4.- Sub valoración de la crisis. El Discurso de “Todo está bajo Control” se desplomó como un castillo de naipes.
5.- Falta de integralidad en la respuesta. La dimensión del problema exigía una política articulada, coordinada potenciadora. Se evidenció la debilidad del Sistema Federalista de nuestro país. Los Gobiernos Estatales literalmente tuvieron que diseñar sus propias políticas públicas ante la ausencia de la Rectoría del Estado.
Cincuenta mil razones, cincuenta mil mexicanos que ya no están, y esta cifra al corte de la fecha. ¿ Cuántos faltan? ¿Cuántos faltamos? ¿Podrían haber sido menos?
Para la historia, “El escudo protector es la honestidad, detente enemigo, el corazón de Jesús esta contigo”. “No está demostrado que el uso de cubre bocas sirva”.