Como no visto en al menos tres generaciones, el escenario económico del país es desolador.
Los pronósticos macroeconómicos más optimistas ubican el decrecimiento de la economía del país en diez puntos porcentuales del PIB tan sólo en el presente año.
En términos más claros y llanos, se estima que se perderán en el 2020 entre 1.8 y 2 millones de empleos formales y,agregando los de la informalidad es decir los no registrados en el IMSS, la cifra podrá llegar a los 12 millones de mexicanos desocupados. Escalofriante.
Y en este catastrófico escenario, las familias mexicanas, muchas de ellas sin ingresos o en el mejor de los casos estos sensiblemente disminuidos, uno de los servicios fundamentales para todo hogar, la ELECTRICIDAD se encarece inconcebiblemente.
En otros países las autoridades entendiendo la complejidad de la nueva realidad, han implementado disminuciones y subsidios a las tarifas eléctricas.
En Europa, países como Francia, Bélgica, Reino Unido y Portugal a través de los llamados Bonos Sociales han bajado sus tarifas al suministro eléctrico hasta en un cuarenta y cinco por ciento.
En Latinoamérica algunos países como Bolivia, Costa Rica y Perú también lo han hecho. Panamá y El Salvador han puesto el ejemplo suspendiendo todo cobro de servicios públicos en tanto dure la crisis de la pandemia.
Sin ningún dejo de solidaridad con los mexicanos lastimados por la crisis económica,la Comisión Federal de Electricidad, lejos de replantear su política tarifaria para contribuir a hacer menos difícil la agobiante carga de miles de familias, ha incrementado el costo de servicio eléctrico no solo a la industria, al sector comercio y también al doméstico.
Incapaces de entender que, por la imperiosa necesidad de quedarnos en casa desde hace ya varios meses, millones de mexicanos nos vimos de manera natural obligados a consumir más fluido eléctrico en nuestros hogares.
Sin la más mínima sensibilidad para comprender que por la temporada en diversas zonas del país imprescindiblemente se tiene que hacer uso de sistemas de climatización o por lo menos ventilación, la CFE no solo no estableció ningún mecanismo subsidiario, norealizó consideración alguna a las millones de familias que asombrados vimos el incremento en los recibos bimestrales producto del aumento en las tarifas.
Inconcebiblemente CFE aumentó el costo de la Electricidad aún para los sectores más desfavorecidos.
La exigencia de la sociedad es unánime. La CFE y el Gobierno sin dilación deben de revisar la política tarifaria para no afectar la economía ya de por sí lastimada principalmente de las familias que han visto menguados sus ingresos.
Los incrementos en los cobros de la CFE del servicio eléctrico en los hogares mexicanos es un golpe letal para la ya de por sí precaria economía doméstica de millones de ciudadanos.
La Comisión Federal de Electricidad al parecer es la encomendada por la 4T para darle a las familias de nuestro país,el tiro de gracia.