NO ES POSIBLE NO OBSERVAR cada uno de los factores por los que tristemente transita este año, al tiempo de que cuando parece que no puede ser más grave, se presentan situaciones que antojan nuestra cotidianidad para colmo de males.
ESTAS LÍNEAS ESTÁN DEDICADAS A los hechos que han ocurrido de manera reciente y que por esta ocasión no tendrán como eje central la pandemia de coronavirus, como lo hemos reflexionado durante varios meses.
LOS HECHOS VIOLENTOS QUE SE han presentado en varios estados del país y que derivan de manifestaciones de ciudadanos en contra de la violencia de la policía, que debemos considerar, primero supimos de una situación de un hombre afroamericano asesinado por policías en Minneapolis, en Estados Unidos, y posteriormente el caso del joven Giovanni que resultó muerto en similares circunstancias en el estado de Jalisco.
MUCHO SE ESPECULA SI ES ESTO una situación que obedece a una estrategia maquiavélica planeada con la intensión de crear anarquía y desestabilidad, si obedece a un interés obscuro de cara al próximo periodo electoral.
PERO MÁS ALLÁ, SI OBSERVAMOS de manera general, el ambiente se ha tornado de naturaleza tensa, donde podemos ser testigos en las redes sociales y en los medios de comunicación, cómo la ciudadanía en términos generales se ha vuelto menos tolerante; hay muchos altercados fundados en cosas que tal vez antes no despertarían tanto la agresividad de muchas personas, como hoy se da en situaciones de tránsito e incluso por no despachar una pizza.
ESA ACTITUD NO PODEMOS perder de vista que se convierte en un polvorín que se ha alimentado de la crisis económica, el miedo y la ansiedad, también derivada del aislamiento y sin duda también por la ruptura de las costumbres y pasatiempos.
SI, SI HACE FALTA EL DESFOGUE que general el futbol, la algarabía de las fiestas y las ferias patronales que también son parte de nuestra cultura, y en general de nuestra antropología.
MUCHAS PERSONAS HAN criticado de manera puntual y condenado el agravio que sufrió en San Luis Potosí el Congreso del Estado, que el viernes pasado fue objeto de destrozos y vandalismo en el marco de una protesta que se suponía tenía la legítima razón de apoyar solidariamente otras protestas por la violencia policiaca, en el caso particular de lo ocurrido en Jalisco.
LAS FOTOS QUE EXHIBEN A VARIOS jóvenes quemando banderas de México, extraídas del Congreso, e incluso sacar a la calle el busto de Ponciano Arriaga, más allá de si estuvo orquestado o no, no debe dejar de darnos un mensaje muy claro de la generación que tenemos entre aquellos que se supone son el presente de nuestro país.
EN LO PERSONAL, YO A MIS 20 años no hubiera quemado la bandera de mi país, y no hubiera sido seducido a vandalizar un edificio público por dinero o por diversión, si es que de esta situación no se desprende lo laxa que ha sido la autoridad en los últimos tiempos, a fin de demostrar que políticamente somos más tolerantes.
EL MENSAJE NO ESTÁ SIENDO entendido de esa manera. La inoperancia de la autoridad le está dando un mensaje equivocado a la juventud, al tiempo de que se sientan capaces de hacer cualquier cosa y salir impunes por el simple hecho de serlo.
EN ESTO SOMOS TAMBIÉN responsables de no construir desde nuestro hogar, valores, y estar escupiendo al cielo con un ejemplo de deconstrucción cultural que hemos dejado que ocurra, bajo la premisa de que no se puede respetar el monolito gubernamental, y eso en términos de Educación nos está resultando igual a darnos un tiro en un pie.
NO DEJE DE PLATICAR CON SUS hijos, créame que la pereza de no hacerlo y dejar que las redes sociales los eduquen, se ve reflejado en una absurda anarquía en la cual no hay ni principios ni ideales.
HASTA LA PRÓXIMA