Filiberto Juárez Córdova | 10/05/2020 | 01:26
El legendario doctor Noyola
La historia de los rectorados de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí tiene matices interesantes y la aparente costumbre de la sucesión automática, a través del secretario general, sus excepciones notables. Para hablar de los últimos tiempos, el legendario doctor Jesús N. Noyola fue electo rector en abril de 1944 y reelecto en 1946, concluyendo en 1948 pues los períodos entonces eran de dos años. En 1958 fue nuevamente nombrado para ese cargo, después de los conflictos generados por la elección del abogado Ignacio Rosillo Pacheco, para terminar el período 1956-1960, ya de 4 años, del doctor Manuel Nava Martínez, que quedó inconcluso por su fallecimiento. Rosillo Pacheco sólo duro unos días pues tuvo que renunciar por la presión de sus adversarios. Después de concluir ese período, Noyola fue reelecto para el siguiente, 1960-1964 y nuevamente reelecto para el período 1964-1968. Sin embargo a poco menos de un mes de iniciar ese período, renunció para ser candidato a Senador. Jesús Mejía Viadero, que ocupaba el cargo de vicerrector, fue quien fungió como rector interino durante los días que restaban del mes de abril.
La actuación del doctor Jesús N. Noyola permitió terminar con una etapa de turbulencias políticas y dar pie a un periodo de relativa estabilidad. Ante su renuncia, el Consejo Directivo Universitario designó rector al licenciado Guillermo Medina de los Santos, quien se desempeñó de 1964 a 1968 y fue reelecto para 1968-1972.
Medina de los Santos tuvo como sucesor al licenciado Roberto Leyva Torres, quien había sido su secretario general. Leyva Torres debía ocupar el cargo de 1972 a 1976, pero antes de concluir, en febrero de 1976, renunció para ser candidato a diputado federal. El secretario general, Guillermo Delgado Robles, quedó como rector sustituto y fue nombrado rector para el periodo 1976-1980, siendo reelecto para el siguiente, 1980-1984. Su sucesor fue el licenciado José de Jesús Rodríguez Martínez. El secretario general con Guillermo Delgado Robles, había sido Jaime Humberto Berrones Romero.
Tras la inestabilidad llegó el crecimiento
Ahí es donde entran en juego algunas de las variantes de la sucesión en torno a los secretarios generales. Hay versiones de que al iniciar su rectorado, Guillermo Delgado Robles nombró secretario general al licenciado Otto Sosapavón Yáñez, pero por esta causa enfrentó un connato de rebelión de algunos de sus colaboradores más cercanos, que consideraban que el designado no era conveniente para ese cargo, lo que hizo que Delgado Robles diera marcha atrás, nombrando a Jaime Humberto Berrones. Se cuenta que ya en las cercanías de la conclusión, Berrones Romero fue informado de que el rector quería cambiar la imagen de que la sucesión era una decisión arreglada y automática en favor del secretario general. Que era un hecho que sí sería designado rector, pero había que hacer unos cambios. Que dejara la secretaría general, se fuera a ocupar la dirección de la Facultad de Derecho y de ahí pasaría a la rectoría. Quienes se lo dijeron, se afirma, fueron personas confiables y cercanas a Delgado Robles, pero el secretario o no les creyó o pensó que era un ardid, un cuatro, como se decía, para sacarlo de la jugada y se mantuvo en el puesto, rechazando dirigir la Facultad de Derecho. Aunque lo narrado no tiene más sustento que los decires, la verdad es que el Consejo Directivo Universitario, para suceder a Guillermo Delgado Robles nombró al director de Derecho, José de Jesús Rodríguez Martínez. No quedó, para el periodo 1984-1988, el secretario general, como había venido sucediendo.
Efraín Álvarez Méndez fue nombrado secretario general por José de Jesús Rodríguez Martínez. En mayo de 1986 ocurrió uno de los sucesos más lamentables de la política estudiantil universitaria. Siempre había habido efervescencia y movimientos impulsados por las tendencias de la época y las ansias naturales de los jóvenes de transformar la sociedad, generando cambios y ocupando espacios de liderazgo. En la década de los 70 e inicios de los 80, como secuelas del movimiento estudiantil del 68 y la influencia de las ideologías socialistas, hubo intensa participación de los estudiantes y promoción de acciones que buscan cambios, apertura y dar sentido social a lo que se hace en la universidad.
Cuando llega al rectorado Rodríguez Martínez, había algunos grupos que se enfrentaban por el control político del estudiantado, teniendo básicamente como fuerza de combate a los jóvenes de las preparatorias, tras de ellos estaban los llamados lideres morales. Un enfrentamiento entre los grupos Azul y Bronce, en las elecciones de la Sociedad de Alumnos de la Preparatoria 1-ubicada en la colonia Los Fresnos, de Soledad de Graciano Sánchez, a un costado del Río Santiago terminó, en mayo de 1986, con la lamentable muerte del dirigente de la Facultad de Derecho y fuerte aspirante a presidir la Federación Universitaria Potosina, Jorge Mena Ortiz. Un francotirador, presuntamente apostado en el cercano puente del ferrocarril sobre dicho río, hizo el disparo que acabó con la vida del estudiante. El crimen nunca fue esclarecido y generó protestas que paralizaron a la universidad y que el rector no pudo desactivar.
Oscuro tiempo de revueltas estudiantiles
En septiembre de ese año, con el ánimo de generar condiciones para que el conflicto se resolviera, José de Jesús Rodríguez presenta su renuncia al cargo. Como en otros tiempos, se pensó que el secretario general, Efraín Álvarez Méndez, podría entrar en funciones de rector para concluir el período, pero él desde el inicio del conflicto fijó su postura, “a mí me nombró el licenciado José de Jesús Rodríguez, y si él renuncia yo también me voy, por congruencia y lealtad”. Dadas las condiciones que vivía la institución y los debates y discrepancias que pudieran presentarse al reunirse el Consejo Directivo Universitario, el 20 de septiembre de 1986, en un movimiento en que se dice fueron llamados los consejeros suplente e intervino la Junta Suprema de Gobierno, se nombra rector para concluir el período y reiniciar actividades, al licenciado Alfonso Lastras Ramírez, personaje de reconocida influencia y habilidades políticas y, también, muy vinculado a la Universidad. Alfonso Lastras nombra como secretario general al licenciado Juan Ramiro Robledo Ruiz. Terminado el interinato es electo para el periodo 1988-1992. Juan Ramiro Robledo, al que todos visualizaban como el seguro sucesor al terminar Lastras sus periodos, se fue a desempeñar el cargo de secretario general, pero al gobierno del estado. Alfonso Lastras tomó decisiones drásticas para terminar con las revueltas estudiantiles y darle otro rumbo a la llamada máxima casa de estudios potosina, la más criticada fue la desaparición de las preparatorias. Para aguantar los embates, aunque tenía fama de ser de carácter fuerte y actuar con mano dura, tuvo que hacer algunas alianzas, en ese contexto nombró secretario general a quien encabezaba al llamado grupo de Los Duros, el ingeniero Jaime Valle Méndez. Hay quienes dicen que aplicó el principio de los monarcas del renacimiento que aconsejaban, “a tu principal enemigo, hazlo tu primer ministro”, y así no va a andar buscando tumbarte, más bien se va a esforzar por sostenerte para sostenerse él también. Alfonso Lastras de algún modo hizo que la Universidad recuperara la estabilidad e iniciara una nueva etapa de desarrollo, aún con la beligerancia de algunos dirigentes estudiantiles.
A partir de 1992 se dio una nueva etapa de crecimiento
En 1992 Alfonso Lastras fue reelecto, manteniendo como su secretario general a Jaime Valle Méndez. Por esas fechas empezó a hablarse de la sucesión y a mencionarse a un director, el de la Facultad de Ingeniería, David Atisha Castillo, uno de los allegados al rector y con mucha aceptación entre la comunidad universitaria, para que fuera el sucesor. Por razones de Salud, Lastras Ramírez, que había llegado al rectorado de emergente y ya iba a mitad de su segundo período, el 4 de enero de 1995 decide presentar su renuncia. Para sustituirlo, el Consejo Directivo Universitario nombra al secretario general, Jaime Valle Méndez.
De enero del 95 a abril del 96, el grupo que impulsaba a David Atisha Castillo hizo campaña para postularlo para el periodo 1996-2000. Jaime Valle Méndez nombró secretario general a un joven colaborador de Lastras que había sido jefe de la División de Servicios Escolares y asesor jurídico de la rectoría, Mario García Valdez.
A principios de Siglo fue tiempo de abogados
Para el período 2004-2008 se dijo que la sucesión estaba entre el secretario general, Mario García, y el director de la Facultad de Ingeniería, Arnoldo González Ortiz. No hubo dificultades y García Valdez pasó a ser rector. Ya como rector nombró como secretario general al arquitecto Manuel Fermín Villar Rubio. García Valdez fue reelecto para el 2008-2012, y Villar Rubio siguió en la secretaría general. En febrero de 2012, García Valdez, renunció para ser candidato a la presidencia municipal de San Luis Potosí, el secretario general fue nombrado rector sustituto. Sin ninguna dificultad, Villar Rubio fue electo rector para el periodo 2012-2016 y fue reelecto para el que acaba de concluir en este 2020. Villar Rubio, al iniciar su rectorado nombró secretario general al economista David Vega Niño, pero en noviembre de 2016, ya en su segundo período, lo sustituyó por el arquitecto Anuar Abraham Kasis Ariceaga, quien se creyó iba ser el seguro sucesor, siguiendo la lógica de los últimos rectorados.
Volvió el tiempo de los médicos
Muchos dieron por hecho que el compromiso era de gremio, toca el turno a los arquitectos, se comentaba, y por eso Anuar Kasis fue colocado en la secretaría. Otras voces empezaron a hablar de proyectos diferentes, se mencionó al director de Ingeniería y al de Medicina, también al de la Ciencias Sociales y Humanidades. Algunos empezaron a rumorar que podría haber participación femenina. El doctor Alejandro Zermeño Guerra aceptó públicamente su aspiración, declaró que ya se lo había comentado al rector y anunció que estaba preparando su programa de trabajo. Miguel Aguilar Robledo también manifestó su interés y aseguró que se postularía. Sobre quien hubo más reflectores fue sobre Zermeño Guerra. Se dijo que representaría el retorno de los médicos a la conducción de la universidad. Anuar Kasis seguía siendo considerado como el que contaba con el respaldo y sería elegido. De repente, se puede decir que al último minuto, surgió la propuesta que se consideró oficial, la arquitecta Dolores Lastras Ramírez anunció su postulación. Anuar Kasis también lo hizo, con lo que el proyecto de los arquitectos se fracturó.
La elección en medio de la pandemia
Las condiciones especiales provocadas por la pandemia, con la exigencia del aislamiento o distanciamiento social, y la obligatoriedad estatutaria de que la elección se haga en el mes de abril, presurizaron las cosas y la reunión del Consejo Directivo Universitario se tuvo que convocar para el primer día del mes, previendo imposibilidades posteriores. Se presentaron 4 candidatos: Dolores Lastras Ramírez, Alejandro Zermeño Guerra, Miguel Aguilar Robledo y Anuar Abraham Kasis Ariceaga. Dos directores, la secretaria académica y el secretario general.
Zermeño ganó en las dos vueltas
El Consejo Directivo Universitario se instaló con sus 55 integrantes presentes, con las formalidades debidas y las medidas sanitarias obligadas. Teniendo como único punto de la orden del día la elección de rector, se procedió a la votación, obteniendo Alejandro Zermeño, 24 votos; Dolores Lastras, 19; Anuar Kasis, 10; y sólo 2, Miguel Aguilar. El Estatuto Orgánico establece para que la elección sea válida, el ganador debe obtener la mitad más uno de la votación. Al no darse ese porcentaje, se realizó una segunda ronda, la votación entonces fue de 33 votos para Zermeño y 22 para Lastras. Cerrándose así el proceso de elección de rector para el período 2020-2024, período, por cierto, en el que la Universidad cumplirá, en 2023, 100 años de haber obtenido la autonomía.
Este 2020 una elección en medio de la pandemia
Los comentarios posteriores indican que si los arquitectos hubieran llegado a un acuerdo y sólo uno se hubiera postulado, en la primera ronda habrían obtenido 29 votos, suficientes para ganar la elección. Se dice que hubo una decisión equivocada de Manuel Fermín Villar Rubio al impulsar a Dolores Lastras haciendo a un lado a Anuar Kasis, cuando una buena negociación hubiera sido que el secretario general pasara a ser rector y la secretaria académica, secretaria general, para estar en la línea de la sucesión siguiente.
Villar no deja sucesor pero sí una UASLP muy bien posicionada
Muchas especulaciones hubo y también se generaron expectativas. Alejandro Zermeño, dicen, se rebeló motivado por el grupo de un ex rector y por el ex rector mismo y fue de inmediato acogido por quienes quieren personajes con nuevas visiones para las tareas de la universidad. Otras versiones señalan que intereses más amplios fueron los que lo alentaron, no por él, sino por llevarle la contraria al grupo de Manuel Fermín Villar Rubio o buscando cierta rentabilidad política. Hay que reconocer que Zermeño supo manejar su proyecto y capitalizó las circunstancias. Algo que es innegable es que Villar Rubio mantuvo la institucionalidad y reconoció que la decisión del Consejo Directivo Universitario es lo que cuenta. Hemos platicado con varios universitarios que dicen que no dejó sucesor pero sí dejó la casa de estudios en buenos términos. Posicionada muy bien en lo académico, ampliada su cobertura estatal, incrementadas las carreras y posgrados y aumentada la capacidad de ingreso a sus aulas. Crecimiento en infraestructura física, desarrollo en la investigación científica y en lo académico, así como promoción de las artes y el deporte, en suma, hubo, bajo su conducción, buena atención a todas las áreas de interés de la amplia comunidad universitaria potosina.
Contra viento y marea, UASLP está por cumplir 100 años de Autonomía
La autonomía le fue concedida a la Universidad, en 1923 para alejarla de los vaivenes políticos y las injerencias extrañas y para que su comunidad pudiera dedicarse sin limitantes a las funciones sustanciales de la investigación y la enseñanza. Varias batallas se tuvieron que sostener para lograr ese objetivo y mucho ha costado consolidar la autonomía. Hay episodios en que el intervencionismo o los intentos de control político provocaron conflictos. En el último de estos episodios, curiosamente, un político sentó las bases para que lo preponderante fuera lo académico y se mantuviera buen trato con el gobierno pero con la vida institucional bien definida. A Alfonso Lastras, le tocó recomponer para retornar al orden. No dudó en hacer cambios de fondo ni en trabar alianzas, que de alguna manera era su estilo pues dicen que en los tiempos estudiantiles, Guillermo Medina de los Santos y él, contendieron por la Federación Universitaria Potosina, ganando Lastras por unos cuantos votos. No hubo problemas posteriores porque, Lastras, decidió ceder la vicepresidencia a Medina, fortalecieron ambos así sus liderazgos y llevaron la fiesta en paz. Insistimos, son datos que se platican y así como los escuchamos los referimos.
El desarrollo ha sido sostenido durante más de 30 años
En los últimos 32 o 34 años, en los rectorados de Alfonso Lastras, Jaime Valle, Mario García y Manuel Villar, el desarrollo de la Universidad ha sido sostenido y se ha transitado a la modernidad. Hay reconocimiento local, nacional e internacional por su nivel académico y la aceptación se refleja en la demanda de ingreso. Cada rector ha impreso su sello en el trabajo pero ha mantenido la continuidad institucional y los proyectos a largo plazo, con las críticas normales a los estilos individuales de cada uno. Siguen las escaramuzas de quienes buscan sacar provecho político con el activismo y control de grupos estudiantiles, pero en lo general la comunidad universitaria está centrada en el quehacer pedagógico y en sus tareas culturales.
El cambio de rector generó expectativas, como cada que ocurre, y habrá cambios pero lo esencial seguramente se mantendrá. Alejandro Zermeño, trae como carta de recomendación su desempeño, por poco más de 8 años, como director de la Facultad de Medicina, no es ajeno entonces a la dinámica y programas que se han venido aplicando. Su nombramiento es aceptado y él es bien visto y se tiene la convicción de que será un buen rector.
Lo que preocupa es que para llegar haya hecho compromisos y que eso pudiera reflejarse en algunos nombramientos o decisiones. Recibe la institución en condiciones especiales y con retos extraordinarios. Para empezar, inicia su período con las actividades presenciales suspendidas y teniendo que reprogramar el proceso de admisión para que se pueda realizar en línea o a distancia. Hay que reconvertir los procesos educativos para un mejor uso de las nuevas tecnologías y aprovechamiento incluso de las redes sociales como herramientas pedagógicas. Generar plataformas virtuales accesibles para la enseñanza y todo lo necesario para que, cuando se presenten circunstancias como las actuales, los ciclos escolares no se pierdan y el proceso enseñanza aprendizaje no se entorpezca.
Se trabajará por erradicar la violencia y el acoso
Alejando Zermeño al asumir el cargo reconoció las debilidades en materia de educación a distancia y señaló que es la prioridad a resolver. Expresó que trabajará para erradicar la violencia y el acoso sexual en la Universidad, que convocará a la revisión y actualización del Estatuto Orgánico, que se revisará el fondo de pensiones y jubilaciones y se manejará todo, los recursos económicos principalmente, con transparencia y apego a la normatividad vigente.
Lo que ha causado inquietud en los círculos universitarios son algunos de los primeros nombramientos, por la trayectoria y personalidad de los designados. Como secretario general nombró a Marco Antonio Aranda Martínez, abogado más vinculado con las actividades políticas que con las académicas. Ha sido magistrado, presidente del Supremo Tribunal de Justicia, secretario general de gobierno, con Fernando Silva Nieto y con Fernando Toranzo Fernández, y secretario general del ayuntamiento de San Luis Potosí, con Ricardo Gallardo Juárez. Su historial, los personajes con los que ha trabajado y grupos con los que se le vincula son los que despiertan suspicacias sobre lo que sería su desempeño. Como abogado general, se designó a Martín Joel González de Anda, que si bien es cierto últimamente se desempeñaba como secretario general de la Facultad de Derecho, fue secretario de Comunicaciones y Transportes, en el gobierno de Fernando Toranzo, y el año pasado fue aspirante a Consejero de la Judicatura del Poder Judicial de San Luis Potosí, presuntamente impulsado, aunque obviamente él lo negó, por el diputado Cándido Ochoa Rojas. Hay opiniones en el sentido de que, el rector, pudo haber escogido para esos cargos colaboradores más afines a los quehaceres universitarios y menos comprometidos en proyectos de otro tipo de grupos. Hay otros nombramientos que también han provocado reacciones, como es normal en una comunidad tan amplia y diversa, pero como esto apenas va empezando, lo mejor es ver cómo avanzan las cosas, finalmente nombrar a los funcionarios es facultad del rector y, en caso necesario, los puede remover libremente. Lo que cuenta es lo que viene y esperemos que sea bueno para la Universidad Autónoma de San Luis Potosí y para la sociedad a la que sirve.
¿Lo que se necesita es que los estudiantes estudien?
Alguien nos platicó que, Alejandro Zermeño Guerra, piensa que lo que se necesita en la Universidad es que los estudiantes estudien, los profesores enseñen y los funcionarios funcionen y esa será su divisa como rector. Magnifico plan de trabajo, sentenció y agregó, de hecho es lo que el licenciado Fidel Briano Rincón, quiso aplicar cuando fue nombrado director de la Preparatoria 3.Como eran otros tiempos, tal osadía provocó que se le rebelaran alumnos, profesores y trabajadores, por lo que tuvo que dejar el cargo al poco tiempo. Ahora es diferente, seguramente los profesores se esmerarán por enseñar, los estudiantes por estudiar, los trabajadores por trabajar y los funcionarios por funcionar, porque todos quieren una universidad cada día mejor. Sino es así, allá ellos, ya verán cómo les va, pues el nuevo rector aseguró que no tolerará que se hagan las cosas mal o no se hagan como debe ser, concluyó.