En la UASLP no hay cambio de ruta sino de estilo

EL CAMBIO DE RECTOR EN LA Universidad Autónoma de San Luis Potosí no es un hecho aislado. Marca el fin de una etapa y el comienzo de otra en circunstancias muy distintas a las anteriores. Hoy es una institución estable, que transita por una ruta ascendente y que alienta mejores posiciones en lo académico, lo cultural y lo social. En lo económico, como todas las universidades públicas de México, espera las mejores respuestas del gobierno federal para continuar transformándose positivamente en lo próximo y en lo lejano.

PERO LAS ENVOLTURAS universitarias se acomodan casi de manera natural para no repetir los sucesos que en el pasado causaron problemas que hubieran cambiado el rumbo de su historia y quizá la del estado en general, de no haber sido por el férreo carácter del maestro Alfonso Lastras Ramírez, cuya memoria todavía no merece el reconocimiento de una institución que hoy goza de tolerancia pero también de animosidad para llevar adelante nuevos proyectos.

NO OBSTANTE, EXISTEN coincidencias que deben explicaciones para entender lo que sucede en la Universidad y lo que de ella se espera.

POR EJEMPLO, EL ÚLTIMO MÉDICO que estuvo a cargo de la rectoría fue el doctor Jesús Neumodio Noyola, cuyo rectorado terminó a mediados de los sesentas. La Universidad venía entonces de una etapa de agitación política porque había sido el centro de un movimiento que puso fin nada menos que del cacicazgo del general Gonzalo N. Santos.

AL PERIODO DE LOS MÉDICOS sucedió el periodo de los abogados. Se intercala el ingeniero JAIME VALLE para empujar fuerte a la institución por un sendero que se consolidó con el abogado Mario García Valdez y el arquitecto Manuel Fermín Villar Rubio. En el fuero interno, la casa de estudios no dio paso a las divisiones ni a las confrontas para no correr el riesgo de volver a la superada etapa que culminó con la salida del licenciado José de Jesús Martínez.

YO NO PIENSO QUE LA ELECCIÓN del doctor Alejandro Zermeño Guerra haya sido producto de un sesudo proceso electoral, con análisis minucioso de su plan de trabajo y de su comparación con lo que sus contendientes aparecieron el día que dijeron buscar el puesto más importante de la casa de estudios. Su figura se decantó casi de manera natural. Sin supuestos descalificativos de parte de la estructura de mando, pero sí con la observación de su desempeño como director de la facultad de Medicina, por su presencia en el Consejo Directivo Universitario, y por sus planes que seguramente lo colocaron en la mesa de los candidatos. Es decir, fue producto de una conciliación de lo teórico con lo práctico, que de ambas debe tener un mucho el rector en turno.

LA APARICIÓN EN NÓMINA DE funcionarios, de profesionistas vinculados a estructuras de gobierno estatal o municipal, no es de extrañarse. He dicho en pasadas oportunidades que la casa de estudios y el poder civil están imbricados desde hace más de un siglo por razones de su función, por conveniencia compartida, y porque la generación de hombres cuyo destino es el poder público es una de las varias consecuencias que se dan en beneficio de la sociedad potosina.

AÚN CON BOLA DE CRISTAL EN mano, es difícil predecir el futuro de la Universidad. El doctor Zermeño ha declarado que pretende la apertura y la transparencia para conciliar el interés de todos los universitarios. Es elemental entenderlo así a partir de la variada jerga universitaria. En una institución en la que no hablan igual un médico, un ingeniero y un abogado, etcétera, conciliar intereses es una tarea de dimensiones grandes. Apertura y transparencia suelen tener intensidades distintas o distantes, según, de conformidad con el conocimiento que cada ciencia expresa en las aulas universitarias. Si esa consonancia se da como fruto de la voluntad del rector, si se encuentran los espacios de entendimiento y tolerancia, créame que nadie va a parar a la UASLP en el futuro cercano.

pedrocervantesroque@yahoo.com.mx