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El encierro y las vocaciones

Pedro Cervantes Roque | 27/03/2020 | 00:19

SI UNA DE LAS MEDIDAS QUE impone la pandemia del coronavirus es el encierro obligado para poder librarnos del mal, las horas de quietud que se aproximan nos conducen a la reflexión obligada. El encierro no es parte de la vocación de los periodistas. Inquietos siempre por llevar novedades a la mesa de redacción, los jóvenes reporteros deambulan entre oficinas solitarias, circulan por calles semivacías y esperan respuestas apegadas a la realidad de quienes tienen acceso a la información del asunto más difundido en las semanas recientes.

ALIMENTAR LAS REDES EN ESTOS días es un tema serio. El libre acceso a ellas permite a muchas personas expresar sus reflexiones convencidos de que hacerlo es benéfico para todos.

EL TEMOR NO ES SABER LO QUE todos piensan mientras permanecen en casa, sino el impacto que causa cuando el sentido de los informes oficiales se orienta de manera distinta.

 

SON ESTOS LOS MOMENTOS EN que el trabajo periodístico de los medios profesionales se crece en la importancia de estar enterados de la verdad que se apega a la realidad sin el influjo del sentimiento, porque éste puede distorsionar nuestra percepción.

 

COMO POCAS VECES EN LA VIDA profesional de todos los periodistas del mundo, la presencia es importante para orientar a los receptores de las noticias con testimonios que sean confiables.

 

LAS MUJERES Y LOS HOMBRES DE los medios están tan preocupados como el que más por su salud. Temen tanto como cualquiera ser parte de las cifras que proporcionan diariamente las autoridades sanitarias del país, del mundo o de la entidad en que se viva. Y, sin embargo, ir a las “fuentes” para abrevar la información diaria es una obligación cuyo cumplimiento implica riesgos.

 

SI DE TODA LA INFORMACIÓN difundida resultan reflexiones en el sentido de que ha sido insuficiente lo que la autoridad hace, o si las organizaciones políticas destacan su presencia llevando artículos de insumo obligatorio por la pandemia, la valoración de tales actos es también del interés de los medios, cualquiera que sea su forma de transmitir su trabajo cotidiano.

 

PERO ES EVIDENTE QUE LA experiencia que vivimos ahora causará una serie de cambios en el quehacer periodístico, obligará a la reflexión de quienes ejercen alguno de los géneros para dejar testimonio de una realidad tan compleja como la que hoy se nos presenta.

 

ESTA ETAPA NOS DEPURA, NOS acerca al papel exacto que tenemos delante de una sociedad variada y cambiante. Estamos delante de escenarios nunca vistos y podemos no ser los testigos serenos que elaboremos las bases para el registro histórico de la salud pública en todo el mundo. Si se requiere valor para estar presentes en los escenarios de la pandemia, aspiramos a tener sabiduría para evaluar el presente porque nadie puede juzgar cualquier cosa sin tener el conocimiento elemental de lo que juzga.

 

ENTRAR EN LA ETAPA DEL encierro obligatorio no significa que el aislamiento equivalga a la desconexión con el mundo que nos rodea. Para estar al tanto de lo que sucede más allá de la puerta de nuestra casa, necesitamos la indispensable presencia de los periodistas en los escenarios cotidianos, porque en este mundo de la comunicación instantánea, todavía son necesarios los testimonios juiciosos de los reporteros, preparados como están para superar el temor que produce la pandemia más impresionante que hemos jamás tenido.

 

 

pedrocervantesroque@yahoo.com.mx