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La visión burguesa, adultocéntrica y machista ante la pandemia

Plano Informativo | 26/03/2020 | 15:22

Ante las perspectivas y la problemática que representa para la infancia la pandemia que afecta al mundo, un panel de expertos coincidió en que las medidas que en su mayoría han tomado los gobiernos ignoran los derechos de la infancia y su desarrollo.
 
Los menores, como los adultos en el mundo, están sometidos al confinamiento por el coronavirus. Esta medida supone la suspensión de las actividades escolares, el cierre de centros recreativos, la prohibición de salir del hogar, lo que puede suponer para los niños, niñas y adolescentes un momento complejo.
 
En la charla virtual “Riesgo de invisibilidad y violaciones a los derechos de la infancia frente a la pandemia”, expertos en la materia analizaron la importancia de mantener presente la calidad de vida de los jóvenes, niños y niñas para lograr que el coronavirus no expanda su daño a los menores.
 
El que su grupo etáreo no esté considerado como uno de los más afectados, no significa que los Estados puedan ignorar los pactos a los que se han adherido en los últimos años, aseguró el exintegrante del Comité de Derechos del Niño de la ONU, Norberto Liwski, quien remarcó que los gobiernos tienen la obligación de garantizar mejores condiciones para ellos y de esta manera protegerlos.
 
La infancia no sólo sufre los riesgo de la enfermedad, sino la vulnerabilidad propia de su edad y las implicaciones que tienen sus condiciones sociales y económicas.
 
Sus vidas dependen de las condiciones de sus padres y al vivir en un estrato de pobreza o pobreza extrema su existencia tiene mayores repercusiones, aseguró Esmeralda Arosamena, relatora de los derechos de la Niñez de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos.
 
Por ello Jorge Cardona, exintegrante del Comité de Derechos del Niño de la ONU, afirmó que hay una visión burguesa, adultocéntrica, machista que en caso de seguir de pie implicará un agudizamiento de la crisis, pues no considera el desarrollo olístico de los niños, niñas y adolescentes ni sus condiciones de vida.
 
Por ejemplo, el cierre de las escuelas representa un fuerte cambio en sus vidas, que algunas comunidades han intentado sanear con clases en línea, pero se ignora que una parte importante de niños en el mundo no cuentan con estos beneficios y se tendrán que desconectar de las actividades.
 
Esto afecta de mayor manera en el caso de que los niños vivan en un ambiente violento, del cual no podrán salir durante el confinamiento y cuando son infantes con discapacidades, sobre todo intelectuales, quedarse en casa significa un profundo problema en sus vidas.
 
Los niños y niñas que viven en las calles no pueden confinarse tampoco, sus vidas, muchas veces depende de su trabajo y al ser víctimas, ellos o sus padres, de las detenciones que se viven en ciudades con estado de sitio propicia que se les prohíba tener una vida normal, pero sobre todo acceso a la alimentación o los servicios, que se agravará con la crisis económica que se espera.
 
La pérdida de la rutina también vulnera sus desarrollo, pero esto deberá ser saneado, los espacios a los que tienen acceso, sobre todo los medios de comunicación, deberán ofrecerles la oportunidad de ser escuchados.
 
Los expertos coincidieron que los niños, niñas y adolescentes también tienen derecho a contar cómo ha sido el confinamiento para ellos, qué han aprendido, cómo se sienten y para que tengan un sitio en internet, los periódicos, la radio y la televisión para emitir su sentir y también ver que tienen compañía en este proceso.
 
Los niños y niñas deberán tener derecho a salir un poco a las calles, caminar, correr, jugar, que les dé el sol y sentirse libres, para que puedan continuar con un buen desarrollo, afirman en conjunto los expertos en la infancia.
 
Esto es un recordatorio a los gobiernos y los ciudadanos: los niñas, niños y adolescentes no son invisibles, viven y sienten la pandemia. A pesar de no ser los más propensos a enfermarse son vulnerables a ella y a todos sus efectos.
 
Algunos han sido pacientes en hospitales o clínicas por coronavirus, pero la mayoría ha visto la vida desde sus ventanas y han tenido que atenerse a las reglas que han impuesto adultos que los conocen y que no, aunque todos los ciudadanos deberían pensar en ellos y su papel.