“ESO NO LO HIZO ni Pinochet, yo espero que prevalezca la sensatez, que prevalezca por encima de todo la política”, dijo el presidente Andrés Manuel López Obrador, al denunciar el asedio del gobierno de Bolivia a la embajada Mexicana. La historia tiene otros datos. Hay referencias y testimonios de que el embajador mexicano en Chile, Gonzalo Martínez Corbalá, durante el golpe de estado del 11 de septiembre de 1973, fue encañonado en las costillas por los militares chilenos en la oficina de la Embajada de México en Santiago de Chile y que otras misiones diplomáticas, como las de Suecia y Cuba, vivieron cosas similares. Ante la caída de Salvador Allende y la toma violenta del poder por los militares, encabezados por el general Augusto Pinochet, Martínez Corbalá, convirtió la sede diplomática de México, en refugio seguro para los perseguidos por la naciente dictadura.
El gobierno de México, rentó 5 aviones para el traslado de 756 personas. El sábado 15 de septiembre, el embajador salió en el primer avión con asilados, entre los que estaban la viuda del presidente Allende, sus hijas y nietos y otros ex funcionarios del gobierno depuesto. Durante el 11 y el 15 de septiembre hubo gente armada afuera de la embajada y de la residencia personal del embajador. La odisea fue llevar a los protegidos al aeropuerto, vehículos cubiertos con la bandera de México y el acompañamiento de diplomáticos solidarios de otros países hicieron posible la acción humanitaria. Por eso, Gonzalo Martínez Corbalá fue condecorado en varias ocasiones y para muchos tiene la categoría de héroe. Las relaciones diplomáticas entre Chile y México, por 17 años estuvieron suspendidas.
NO HAY COMPARACIÓN, aunque se aleguen similitudes, entre lo que pasó en Chile en 1973 y lo que pasó en Bolivia en 2019. Los exabruptos declarativos del ex presidente boliviano Tuto Quiroga, en contra de López Obrador, deben ser tomados como de quien viene y, como señaló el presidente mexicano cuando se enteró: “No vamos a engancharnos en dimes y diretes, no está en nuestro nivel”. Ahora que la presidenta interina boliviana, Jeanine Áñez, declaró persona non grata a la embajadora de México, María Teresa Mercado, y a diplomáticos de España, dándoles 72 horas para abandonar su país, el asunto debe ser considerado, como señaló la Secretaria de Relaciones Exteriores, una decisión política y en ese entorno debe tratarse. No se trata del rompimiento de relaciones entre ambos países y la representación de México seguirá operando con normalidad, se anunció, quedando al frente la jefa de Cancillería de la Misión, Ana Luisa Vallejo. Ambos gobiernos han tenido sus desavenencias y se han enfrascado en dimes y diretes, aunque digan que no. La relación de pueblo a pueblo debe ser diferente y no hay porque confrontarlos. El que se lleva se aguanta y lo que en política es pleito generalmente se queda en las habladas.
NOS NEGAMOS terminantemente a aceptar eso. Nos dijeron que las encuestas que surgieron en los últimos días más bien eran cartas a Santaclós, al Niño Dios y a los Reyes Magos. No, eso es inaceptable, dichas cartas son algo serio y no mera vacilada. Las encuestas que recientemente se divulgaron más bien fueron expresiones del Día de los Inocentes, aunque dijo uno que para ser inocentadas exageraron y más bien parecen otra cosa. El caso es que ya hay muchos tan ansiosos que ningún brebaje o ansiolítico les calma los nervios. Por eso quieren aparecer en encuestas y salir en ellas en los primero lugares. Lo malo es que en la política las cosas se definen en el último minuto y muy seguido los favoritos de la víspera se quedan sin bailar en la mera fiesta.
A PUNTO DE INICIAR el 2020, muchos se hacen buenos propósitos pero se olvidan de evaluar el cumplimento de los anteriores. Entre los propósitos personales no hay problema porque ya se sabe que duran lo mismo o menos que los efectos de los brindis, pero hubo propósitos en este país, en el 2019, ya con nuevo gobierno, de que bajaría la gasolina, se acabaría la corrupción y todo mejoraría, y nos encontramos con que todo ha quedado en palabrería. Es cierto que hubo un incremento sustancial en el salario mínimo, pero ya hay indicios de que ese incremento se va a neutralizar con el alza de los productos básicos y combustibles que se espera. Los problemas en los sistemas de salud, el anunciado desabasto de algunas vacunas y el desempeño laboral de muchos médicos bajo protesta, sin entrar en los asuntos de inseguridad y aplicación de la justicia, hacen que en lugar de propósitos sociales formulemos esperanzas. Esperanzas de que todo mejore, de que las cosas cambien y de que los muchos que andan interesados en figurar en política, se decidan a sumar esfuerzos para tengamos un ambiente mejor. Esperanzas de que la división del país, en reaccionarios, conservadores, fifís, chairos, y todo lo demás se deje de lado para ser una nación unida, que le de valor a sus coincidencias y aminore sus discrepancias. Que tengamos un 2020 mejor. NOSOTROS DECIMOS:
Si sigue así la corriente
En su transcurrir ingrato,
El propósito más sensato
¡Es librar el dos mil veinte!
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