LOS PRETEXTOS SON DIVERSOS. Las posadas y sus ponchecitos, la llegada de los familiares que residen fuera de San Luis, los amigos que se encuentran por estos días para recordar tiempos idos, la satisfacción de haber llegado otro año más “a cargar los santos”. Todo es celebración y parece no haber causa para excluir el mezcalito -tan publicitado hoy- el tequilita, el ron, el whiskey o cualquier licor, en tan significativas fechas.
NADA MÁS QUE LA HONORABLE raza de bronce todavía no sabe a qué atenerse cuando se entera por voz de nuestro alcalde Xavier Nava Palacios, sobre las multas que se aplicarán a quien o quienes sean sorprendidos conduciendo en estado burro vehículos que puedan causar mortales accidentes en la vía pública. El presidente de la Comisión Estatal de Derechos Humanos -nuestro ombudsperson Jorge Andrés López Espinosa- salió de inmediato a decir que la medida es buena pero que no se debe perjudicar la economía de los sorprendidos haciendo "eses” con el auto, camioneta o tartana.
ES AQUÍ DONDE METO MI cuchara. Si no hay dinero de por medio, la gente no hace caso. A usted lo pueden advertir de que se le va a detener y mandarlo con este frío a las heladas celdas municipales por andar manejando auto cuando ha tomado al menos una cerveza, porque el aparatito que usan los genízaros para detectarlo, marca de una para arriba. Pues prefiere eso y jugársela por aquello de que pueda irse por rutas que no sean las escogidas para poner los famosos retenes.
¡AH!, PERO QUE NO LE DIGAN que le cobrarán mil pesos porque entonces todos los que traen carro se abstienen. Pero la discusión no tiene fin. En el derecho a la celebración no hay que se discriminativos. Sería uno el más irresponsable de los seres humanos si no está consciente de los riesgos que se corren. Pero ¿cómo le hacemos para convencerlos a todos de no ir borrachos al volante? Sencillo, dirá Xavier, si lo cachan que le cueste porque si alguien choca, causa daños a personas o maltrata carros ajenos, entonces lo menos que merece es una multa si lo sorprenden en un retén.
SÍ SE PUEDE, EN CAMBIO, QUE se fije un límite razonable en el consumo de bebidas en esta temporada. Por ejemplo, que el aliento alcohólico no sea multado. Que la ebriedad se castigue con multa y arresto. Que el accidente sea objeto de una sentencia por tentativa de homicidio y daños deliberados. Nada de que un ebrio no tuvo la culpa porque no estaba consciente de lo que hacía. Pero el consumo razonado de un licor, o lo que sea, debe ser tolerado por esta época.
EL LLAMADO A LA CONCIENCIA NO está de más. Piense en los demás, incluida la familia, y verá que no es para andar desahogando penas con motivos navideños, aunque la temporada más nostálgica del año sea ésta, cuando el ambiente se torna propicio para el recuerdo de situaciones difíciles de superar.
EN FIN, SIGUE VIGENTE LA advertencia del alcalde Xavier Nava, ya sus muchachos de tránsito están listos para revisar a cuanto conductor pase por un retén con una intención que no es anormal. Y sobre las multas, insisto, son necesarias. Sin ellas no hay mortal que decida no jugársela. De manera que goce usted de estas fiestas, procure tomarse un momento de recuperación para que -si llega al retén- no le salgan con que la multa es de cinco, diez o quince mil pesos, porque según el sapo es la pedrada.
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