El icónico Tren Maya que en teoría conectará a cinco estados del sureste del país con casi mil 500 kilómetros de trayecto, será también un desarrollo impulsado por la 4T que desgraciadamente afectará las importantes reservas de la biósfera de Calakmul y Sian Ka’an.
Chiapas, Tabasco, Campeche, Quintana Roo y Yucatán son las entidades que el trazo contempla, con 15 estaciones que según el proyecto fundarán “polos de desarrollo” en las localidades donde se ubiquen.
Con un costo total estimado para su construcción en más de 120 mil millones de pesos, el gobierno de Andrés Manuel López Obrador espera que, una vez entrando en operación, gran parte de los ingresos vengan del transporte de carga.
Aunque el gobierno argumenta que ya existen vías férreas para buena parte del trayecto contemplado, aún falta construir nada más y nada menos que 972 km
De acuerdo con el IMCO, si se toman como base de referencia varios estudios que analizan costos de construcción, operación y mantenimiento para otros proyectos ferroviarios del mundo, el Tren Maya costará de 4 a 10 veces más de lo que estima el gobierno federal.
La principal preocupación que despierta el Tren Maya tiene que ver con sus impactos ambientales, ya que en los tramos Tulum-Bacalar y Bacalar-Escárcega, las vías se construirían cerca a las reservas de la biósfera de Calakmul y Sian Ka’an
Con el riesgo de romper equilibrios ecológicos vitales para especies en peligro y afectando el ciclo hidrológico de la península, el Tren Maya es una amenaza para la biodiversidad ubicada en uno de los últimos pulmones de México.
A pesar de que se anunciaron mecanismos de consulta indígena y ciudadana, estos carecen de validez al no proveer información clara sobre las verdaderas afectaciones que traerá el proyecto, y que debieran estar sustentadas en las manifestaciones correspondientes de impacto ambiental y social.
Eso sin contar que se deben tomar las medidas necesarias a fin de preparar a las ciudades para enfrentar los retos relacionados con el uso del agua, asentamientos urbanos, transporte público y manejo de residuos, todo esto en medio de una inminente depredación de hábitat natural promovida por un capricho político.
ENTRE TELONES. En un teatro se convirtió el supuesto amago legislativo para reducir el financiamiento público a partidos. La memoria es corta sino, se sabría, que los que ayer no querían son los mismos que hoy impulsan el recorte.
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