Pedro Cervantes | 07/12/2019 | 13:33
EL RIESGO EN ESTE MOMENTO ES, para los potosinos, perder de vista el principal asunto del presupuesto 2020, cuyo dictamen deberá emitir el Congreso del Estado justo el 15 del mes en curso.
LAS PREVISIONES ENVIADAS POR el Ejecutivo estatal señalaban como cantidad probable algo más de 50 mil millones de pesos, el más alto en ejercicio en nuestra entidad.
NO DEBE HABER DISTRACCIONES porque el dinero que se ejerza el año próximo servirá lo mismo para promover el desarrollo que para realizar inversiones en campos tan importantes como la movilidad, en tanto que los partidos políticos esperarían que el recurso proporcionado por el estado para los procesos electorales, sea el suficiente para iniciar formalmente las campañas.
USTED ME DIRÁ QUE LOS candidatos a los distintos cargos en juego solamente podrán iniciar sus desplazamientos por los distritos, municipios y estatal hasta unos cuatro meses antes del día señalado para la votación. Es cierto, pero eso no quiere decir que el Consejo Estatal Electoral y de Participación Ciudadana (Ceepac) no inicie sus actividades conforme al calendario que previamente se autorice. La preparación de las elecciones no podrían tener menos de 7 meses de trabajos intensos.
BIEN, PUES EL RECORTE QUE SE ha anunciado es, al mismo tiempo, alentador y preocupante. Por un lado la reducción del gobierno federal es por alrededor de 900 millones de pesos. Habrá que ver en qué renglones del gasto estatal se van a reducir las cuentas para que se conserve esa imagen de buen administrador que se ha ganado el gobierno con las calificadoras especializadas.
SIN EMBARGO, UNA SOLA DE LAS dependencias federales no ha revelado el monto de sus inversiones a realizar el año próximo. Este año ninguna puede presumir de haber realizado una obra de importancia en territorio potosino y si las causas fueran solamente políticas podría entenderse, dado el talante de la administración pública federal, pero dase el caso de que las dependencias federales carecen de programas, desconocen las necesidades del estado en el área de su responsabilidad, y ninguno de los funcionarios encargados sabe si les van a enviar lo suficiente para trabajar, aunque sea lo mínimo.
ES EVIDENTE QUE LA coordinación estatal de programas federales en San Luis apenas se está armando, que no dispone de expedientes claros y suficientes para hacer propuestas globales, y que cual sencillo ciudadano, el súper delegado y sus colaboradores desconocen todavía el monto de su gasto autorizado y cuáles serán las dependencias que tengan el mayor volumen presupuestal para ejercer el año venidero.
POR LO QUE HACE AL presupuesto del estado, como ya es sabido, el 90 por ciento es para cubrir el gasto corriente y solamente un diez por ciento se destina a inversiones y otros renglones no relacionados con el pago de nóminas. Este sería un buen punto de partida para que los gobiernos de los estados, no solamente el nuestro, claro, busquen un reacomodo de las participaciones y de los fondos a fin de que cada uno pueda cumplir sus objetivos sin dilación.
SE JUZGA DIFÍCIL QUE EL gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador suelte el presupuesto con cambios en los modos de repartir y compartir con los estados y municipios, porque ello equivaldría a perder el control político con el que ahora puede imponer condiciones y alcanzar sus objetivos políticos sin oposiciones.
ENTRE TANTO, CREO QUE NO ES momento de distracciones. Así nos digan que se apareció el diablo en México, uno no debe olvidarse de que la administración de los centavos es lo más importante en lo inmediato.
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