Miércoles 24 de Abril de 2024 | San Luis Potosí, S.L.P.

Los malabarismos políticos con fuego

Pedro Cervantes Roque | 28/11/2019 | 19:17

El presidente Andrés Manuel López Obrador ha encontrado en la distracción el recurso para ir y venir, avanzar y retroceder, eludir y confrontar para luego fintar a lo largo de un año que está por cumplirse este fin de semana. Hemos cambiado de tema en menos de 24 horas y hemos alternado entre afirmaciones, negativas o dudas en un vértigo de noticias y desmentidos, teniendo como coro los aplausos y abucheos simultáneos de chairos y fifís, de periodistas zalameros y periodistas que gritan frente al silencio.

Pero, justo ahora, a punto del primer cumpleaños, el presidente Donald Trump pronuncia una frase preocupante para todos, sin excepción, pero con reacciones divididas en dos. No falta nada para el cumpleaños y el presidente de Estados Unidos nos envía la cereza del pastel con una previsible medida que no había sido valorada cabalmente por el gobierno federal mexicano porque apenas se da tiempo para buscar un nuevo tema que colocar en el candelero público en busca de una nueva distracción para evitar unanimidades que lo obliguen a parar y ponerse a gobernar.

Calificar a los cárteles mexicanos de la droga como entidades terroristas –ya se sabe- permite al gobierno de Estados Unidos actuar independientemente de si cuenta o no con la anuencia de los gobiernos de los países en que se encuentran los terroristas. La reacción del gobierno mexicano ha sido precisa pero no efectiva.

La decisión de Trump tiene matices electorales. Busca la aprobación de los ciudadanos estadounidenses con reflejos electorales para el año próximo, dicen quienes desean encontrar en la madeja de temas nacionales ventilados en cada mañanera, la causa para la advertencia del presidente norteamericano. Sin abandonar el terreno de las preocupaciones, otro sector de mexicanos encuentra en la misma advertencia el señalamiento de la impotencia mexicana para que su gobierno –el nuestro- enfrente la matanza que en lo que va del presente siglo, no ha parado.

Nadie sabe qué va a hacer el gobierno mexicano frente a una decisión estadounidense de calificar a los cárteles como entidades terroristas. Es una realidad que ese tema no figuraba en la agenda mexicana y que –otra vez- ha cambiado la temática en la discusión nacional. En el fondo, los datos e informaciones confirman que el país no avanzó en un año, que nuestro crecimiento no existe por lo que hace al primer año del presidente López Obrador. No obstante, la variedad de asuntos pendientes de resolver supera, con mucho, las capacidades de un equipo gubernamental desorientado ante la velocidad con que se modifica el panorama político nacional.

A contraluz, las decisiones gubernamentales son llevadas adelante con dificultades por la afectación a terceros, por la censura a los que piensan distinto o porque afectan a los débiles como es el caso de las reducciones de abasto de medicinas. La claridad no aparece como trasfondo de lo decidido y eso ocurre en multiplicidad de ámbitos en los que el gobierno hace aparecer y desaparecer sus puntos de vista sin considerar el reclamo de más información o de las justificaciones siempre necesarias.

En este complicado contexto, las argumentaciones mexicanas frente a la determinación anunciada por el presidente Trump carecen de la fuerza necesaria. La soberanía nacional lastimada no corresponde al racionamiento estadounidense de seguridad nacional frente a los fallecimientos frecuentes de norteamericanos a causa del consumo de drogas como el fentanilo. Pero la "cooperación" y el “intervencionismo” no son conceptos muy distantes. La acción es igual, la diferencia la hace la aceptación o rechazo del intervenido, situación que no importa para el gobierno norteamericano. Ya eramos muchos, y parió la abuela.

pedrocervantesroque@yahoo.com.mx