Las comisiones unidas de Derechos Humanos y de Justicia en el Senado de la República escucharon este lunes a 24 de los 57 aspirantes a presidir la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) a partir del 15 de noviembre próximo, fecha en que concluye la gestión de Luis Raúl González Pérez.
De acuerdo con la convocatoria para esta elección, el proceso se desahogará a partir de este lunes y hasta el miércoles 23 de octubre.
Mañana martes se prevé que entre los aspirantes acudan María del Rosario Piedra Ibarra, activista; Elizabeth Lara, quien presidió la Comisión de Derechos Humanos en Oaxaca, y José de Jesús Orozco, expresidente de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos e investigador del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la Universidad Nacional Autónoma de México.
También María López Urbina, quien fue fiscal en el caso de las muertas de Juárez, entre otros, quienes durante cinco minutos expondrán sus propuestas para dirigir la CNDH; después les plantean un caso para ver cómo lo resolverían, y les formulan tres preguntas que enviaron las organizaciones de la sociedad civil.
La forma en que aplican los candidatos para presentar su plan de trabajo y la idoneidad de su candidatura se realiza por primera vez bajo un principio de Parlamento Abierto.
El próximo 15 de noviembre concluirá el periodo de cinco años para el cual fue electo el actual presidente de la CNDH, y por eso las comisiones encargadas de ese proceso presentarán una terna ante el pleno del Senado antes del 31 de octubre.
Durante el procedimiento, los participantes defendieron la autonomía de dicho organismo, pues sólo de esa forma se puede velar plenamente por la ciudadanía.
Coincidieron en que esta institución debe abstraerse de cualquier presión de tipo político, económico y social para que la verdad se sustente en una investigación sólida y haya firmeza en sus recomendaciones.
Detallaron que la CNDH debe proteger los derechos, no los privilegios, pues su objetivo fundamental es velar por la dignidad de las personas.
Finalmente, agregaron que, aunque los gobiernos cambien, la naturaleza de esa institución no debe cambiar, de ahí la importancia de fortalecer su autonomía para que se mantenga como contrapeso del poder.
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