Desde luego, al ver las imágenes proyectadas por los noticieros televisivos sobre las terroríficas balaceras desatadas en la ciudad de Culiacán, Sinaloa por la captura de un hijo del chapo Guzmán, a todo ciudadano mexicano debió invadirlo un fuerte sentimiento de inseguridad por la crudeza con que estalla la violencia en su máxima expresión en cualquier parte, de lo que los potosinos no quedan exentos luego de que la semilla de la inseguridad, principalmente en la zona de la capital se ha venido sembrando y dejando germinar desde hace casi doce años por lo que no es de extrañar la encuesta del INEGI en la que plantea que el 81,1% de los habitantes de la ciudad se sienten inseguros sea inatacable.
Dicho desánimo de la gente de aquí, decíamos, data de algo así como tres administraciones municipales anteriores como consecuencia de corporaciones preventivas impreparadas, faltas de equipamiento y plagadas de panzones sin capacidad de movilización que fungen como sus agentes lo que contribuye a que tanto el hampa organizada, como la desorganizada opere a sus anchas y sin temor a ser capturados.
Para colmo, ha trascendido que en algunos casos los jefes policiacos son complacientes con las bandas delincuenciales a cambio del pago de derecho de piso lo que, según denuncias, empezó a implantarse como regla desde la época de los Novella, Cesáreos, y demás fauna policiaca nociva en cuyo ejercicio se enmarcó aquella incursión de un grupo armado al centro histórico en noviembre del 2007 que dejó muertos y heridos a su paso al no localizar al empresario que buscaban que se encontraba en misa en la iglesia de la acción católica a donde entraron y que aún muestra huellas de los balazos que dispararon contra la fachada, episodio que también dejó un sentimiento de indefensión psicosis de balaceras por todas partes entre los potosinos.
En este corte de caja que hace el INEGI sobre la percepción de inseguridad que dice abrigar el 81.1% de los capitalinos al alcalde Xavier Nava Palacios le tocó cargar con lo acumulado durante años en ese sentido además que si no cuenta con recursos para atender la prestación de elementales servicios municipales como suministro de agua y bacheo menos los va a tener para atender un problema tan complejo como garantizar la seguridad pública a todos los que gobierna aunque ya acudió al sobado argumento de que se debe a las administraciones anteriores sin ofrecer la posibilidad de
otras alternativas para hacerlo como sería exigir la participación de la guardia nacional en la tarea, por lo que, de no hacer algo efectivo, el porcentaje de inseguros podría crecer y el problema le puede estallar políticamente en las manos con el consabido riesgo para sus proyectos rumbo al 2021.