Movimientos indígenas y sindicatos de Ecuador iniciaron ayer una huelga nacional ante la negativa del presidente Lenín Moreno a dar marcha atrás con medidas de austeridad que desencadenaron los peores disturbios del país en una década.
Los ecuatorianos protestaron en dirección al centro de la ciudad donde se encuentra desocupada la sede presidencial, más adelante grupos menos numerosos de estudiantes y trabajadores se enfrentaron a piedrazos con la policía, que respondió con gas lacrimógeno.
El vicepresidente Otto Sonnenholzner informó que en las manifestaciones han detenido “a un número importante de ciudadanos extranjeros, que en sus testimonios declaran cómo están recibiendo dinero entre 40 y 50 dólares (unos mil pesos) por asistir a esa manifestación”.
No dio el número total de extranjeros detenidos, ni sus nacionalidades, aunque aclaró que quien “no cumpla con las leyes del país y que ofenda a los ecuatorianos, no podrán seguir en Ecuador, los sancionaremos con todo el peso de la ley y haremos todo lo que esté a nuestro alcance para iniciar deportaciones”, añadió.
Pese a las protestas, que piden la renuncia de Moreno, el presidente indicó que no piensa dejar su cargo, es por ello que inició un diálogo con el sector indígena y no dará marcha atrás.
“Se van a trabajar otros acuerdos y discutiremos juntos cuál es el destino de los recursos del país”, agregó.
La operación estatal de crudo del país se ha visto afectada por la suspensión de la producción de varios campos en la región amazónica, en medio de manifestaciones convocadas por indígenas en rechazo a la eliminación de subsidios a combustibles.
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