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moda y belleza

Crímenes y consecuencias de belleza que todas hemos cometido

Agencia | 27/09/2019 | 01:35

Cuando somos jóvenes nos encanta tentar a la suerte y con frecuencia ignoramos hasta las reglas de belleza más básicas. Se nos hace fácil ser negligentes con nuestro cutis, cabello o uñas, pensando que todo se regenerará por arte de magia, pero no es así.

 

Si quieres llegar fabulosa a una edad madura, es mejor evitar estos crímenes beauty que seguro has cometido.

 

1. Ponerte varias capas de maquillaje para cubrir imperfecciones

Primer, corrector, base, polvo… más corrector, más base, más polvo ¡y un toque que iluminador! Lo que sea con tal de que no se noten tus granitos, manchas o cicatrices. Esto es lo peor que puedes hacer si tienes acné, pues además de lucir cero natural estás tapando los poros y solo agravas el problema.

 

Mejor ahórrate todo lo que gastas en kilos de maquillaje e inviértelo en consultar a un dermatólogo. Él te recomendará los productos adecuados para sanar tu piel y que no tengas que esconderla.

 

2. No desmaquillarte antes de dormir

Típico que llegas a casa súper cansada y prefieres dormir que pasar 10 a 15 minutos limpiando tu rostro. ¡Error! Dejarte el maquillaje toda la noche hace que tus poros se tapen y aparezcan granitos. También puede irritar o inflamar tu piel y hasta provocarte una infección por la acumulación de bacterias. Por si fuera poco, tu cutis se deshidrata, luce opaco y seco, y además acelera el envejecimiento. 

 

3. Desmaquillarte solo con agua

La buena noticia es que ya decidiste quitarte el maquillaje, la mala es que lo hiciste mal. El agua no basta para quitar todos los residuos cosméticos e impurezas del cutis. Necesitas lavarte con un jabón purificante y rematar con algún gel limpiador, tónico facial o agua micelar, ¡que es maravillosa!

 

4. Usar cosméticos de dudosa procedencia

A veces no queremos o podemos invertir mucho en maquillaje, así que compramos productos de marcas desconocidas, ultra económicas y/o apócrifas (o sea, piratas). La gran mayoría de estos productos no especifican qué ingredientes contienen ni están respaldados por una compañía seria que garantice que son seguros.

 

Así, acabamos cubriendo nuestro rostro con una mezcla de químicos potencialmente peligrosos, entre los que puede haber plomo o cosas peores.

Recuerda que es mejor tener tres labiales buenos y confiables, que veinte que te puedan envenenar.

 

5. Secar, planchar, ondular o rizar tu cabello sin protección

Siempre debes aplicar una capa de protector térmico en tu cabello antes de usar la secadora, plancha o rizadora. Estos productos ayudan a que el calor no dañe la fibra capilar. Puedes encontrarlos en forma de aceite, serum, spray, mousse o crema, solo elige la versión que mejor te acomode.

 

6. Compartir el maquillaje o cepillos para el pelo

''Olvidé mi rimel, ¿puedo usar el tuyo?'' ¡Obvio no! Hay cosas que simplemente no se prestan. Quizá compartir el esmalte de uñas sea inofensivo, pero cualquier cosa que tenga contacto directo con tu piel, y en especial con tus ojos y labios, es 100% de uso personal: mascara, delineador, base líquida o en polvo, sombras, rubor y, por supuesto, los labiales.

 

Lo mismo aplica con los cepillos para el cabello, pues nunca sabes si la otra persona puede tener alguna infección en el cuero cabelludo o incluso pediculosis (es decir, piojos).  

 

7. Descuidar tus uñas

Como las uñas crecen rápido creemos que no pasa nada si las maltratamos un poquito. Así que las mordemos, arrancamos salvajemente los pellejitos de los lados, las pintamos sin aplicar primero una base transparente y quitamos el esmalte con acetona pura (que es súper agresiva) o peor: solo lo raspamos para que se bote. 

 

Hasta nos retiramos las uñas de acrílico o el esmalte en gel sin ayuda de un profesional y sin saber la técnica correcta, y hay buenas razones para no hacerlo jamás. 

 

Aunque parezca que el daño desaparece cuando la uña crece de nuevo, a veces no es así. De pronto las lastimamos tanto que alteramos su estructura desde la raíz, haciendo que crezcan chuecas, con estrías o muy débiles. 

La belleza no solo se hereda, también se construye y se cuida, ¡quiérete mucho!