El turismo hiperlocalizado promovido por plataformas como Instagram, tienen consecuencias tanto en las infraestructuras de los principales reclamos turísticos como en sus ecosistemas. En muchos casos, las autoridades intentan poner remedio a esta vorágine... aunque para algunos lugares, quizás, ya sea demasiado tarde.
Ámsterdam (Países Bajos)
Las letras de la imagen, símbolo del Ámsterdam más cosmopolita desde que se instalaran en la ciudad en 2004, fueron retiradas el pasado diciembre después de atraer a demasiados turistas y convertirse en un mero decorado de Instagram para los visitantes. 'Este eslogan reduce la historia de la ciudad a un fondo para una story comercial ', explicó entonces el concejal Femke Roosma. 'Los habitantes de Ámsterdam quieren recuperar su control sobre la ciudad', añadió. Lo que también ha desaparecido de la urbe son los tulipanes del mítico mercado flotante, cuya historia se remonta a 1862, y se culpa también al turismo de masas. Tal y como explicaba un florista, los turistas llegan en grupo y no puede atender a sus clientes habituales, además de que las aglomeraciones que se forman dañan los puestos de flores. Por si fuera poco, también quienes cultivan tulipanes en origen están reportando pérdidas debido a quienes buscan hacerse la foto perfecta. Las delicadas flores son magulladas en el proceso y, en muchos casos, incluso mueren, habiendo llegado a reportar un granjero daños de hasta 10.000 euros en sus campos.
Islandia
Islandia, hasta hace no mucho desconocida para el viajero medio, ha sido uno de los destinos que más ha visto crecer su popularidad en la última década. Ahora, los 337.000 habitantes de la isla reciben a unos 2,5 millones de turistas al año, unos números que dejan en evidencia que las infraestructuras del país no están preparadas para soportar a tanta gente. La primera consecuencia ha sido el aumento del precio de la vivienda para los residentes, pero también los hospitales se ven colapsados, especialmente por la llegada de cruceros, que no siempre están preparados para atender las patologías de sus pasajeros. También reciben turistas víctimas de accidentes de tráfico, pues la isla se recorre en coche. Y, por supuesto, la naturaleza está pagando el precio de tanta incursión: ya se ha cerrado al público, por ejemplo, el cañón de Fjadrargljufur.
Venecia (Italia)
Venecia es probablemente el núcleo urbano del mundo que mejor refleja los peligros del turismo, tal y como denunció hace poco Banksy. Al perpetuo hecho de que el agua de sus canales siempre amenace con tomarla por completo, se suman los 30 millones de turistas anuales, que presentan graves problemas para la vida local. Así, la compra o alquiler de una vivienda resulta ya inasumible para los venecianos, que, además, son clara minoría: en 2014, sólo había uno por cada 140 visitantes. Además, la contaminación que soporta tanto la isla como sus habitantes es durísima debido, sobre todo, al alto número de cruceros que llegan -solo uno contamina como cinco millones de automóviles, y el aceite utilizado por sus motores puede contener hasta 3.500 veces más azufre que los vehículos de tierra firme-. Por último, incluso lo que se suponía que iba a ser una solución para el problema del hundimiento, el sistema MOSE, un inmenso dique móvil que debería proteger a la ciudad de las inundaciones, no ha sido más que un coladero de dinero: los trabajos comenzaron en 2003 y se supone que estarían listos en tres años. Ahora, se da como fecha final 2022, y ya se han gastado en su puesta en marcha entre seis y ocho mil millones. Por si fuera poco, para su mantenimiento se necesitarán 80 millones al año... Y ya hay muchas voces críticas que avisan de que la infraestructura no sólo no es suficiente, sino que está causando muchos más daños que ventajas al cambiar la morfología de la laguna y aumentar, con ello, la altura de las aguas. Parece que, en este caso, ni siquiera cobrar un impuesto a los viajeros para mantener la ciudad será suficiente...
Islas de Skye (Escocia)
Las preciosas islas de Skye llevan unos años registrando un aumento masivo del turismo que pone en peligro sus infraestructurasy su ecosistema. Y no solo por los problemas colaterales derivados de la masificación: también hay quien, directamente, coge piedras y las cambia de sitio para construir torrecitas y fotografiarlas en Instagram, contribuyendo con ello a la erosión del lugar y molestando a la fauna que la habita. Hasta la policía ha pedido a los visitantes que, si no tienen alojamiento reservado, no acudan a las islas, pues suele estar todo lleno y podrían acabar pasando la noche en el coche.
Isla de Komodo (Indonesia)
35.000 dólares es el precio de un dragón de komodo en el mercado de contrabando asiático. Esta especie, con 40 millones de años de antigüedad, es para el este de Indonesia una de las principales fuentes de turismo, porque no existe en ningún otro lugar del mundo. Sin embargo, el auge del turismo en la isla que lleva su nombre pone en peligro su hábitat, hasta el punto de que se ha decidido cerrarla durante todo 2020 para intentar devolver la zona a su equilibrio natural... y evitar que se den casos como el del pasado marzo, mes en el que se robaron hasta 41 especies de dragón de komodo en ella.
Taj Mahal (India)
El ejemplo más grandilocuente de arquitectura mogola es, sin lugar a dudas, el Taj Mahal. Lo de 'grandilocuente' no sólo lo decimos por el resultado, sino también por el proceso, ya que se estima que en su construcción participaron unos 20.000 obreros. Todo por una historia de amor entre el emperador Shah Jahan y su esposa favorita, Mumtaz Mahal. Hoy se encuentra en un avanzado estado de deterioro debido al número extraordinariamente alto de turistas que recibe, hasta el punto de que el gobierno indio se ha puesto manos a la obra para intentar frenar su declive después de que el Tribunal Supremo le diera un ultimátum.
Nueva Zelanda
Nueva Zelanda cobrará una tasa turística a partir del otoño para conservar sus preciosas tierras y mejorar su infraestructura turística. El país de Oceanía, de 4,7 millones de habitantes, había recibido un total de 3,8 millones de turistas solo desde principios del 2018 año hasta abril. Y estas cifras sólo van a ascender, pues se espera que la cantidad de visitantes anuales aumente en 5,1 millones para 2024. Los problemas son los de siempre: ecosistemas dañados, por supuesto, pero también incomodidades para los propios turistas. En la foto, por ejemplo, está el Roy's Peak, cuya imagen se ha erigido, en Instagram, como símbolo del viaje al país. Hoy es difícil conseguir esta instantánea: las colas que se forman ocupan todo el perfil de la montaña.
Playa de Maya Bay (Tailandia)
La playa tailandesa de Maya Bay es un claro ejemplo de cómo un enclave puede morir de éxito. Este pequeño rincón de la isla de Phi Phi no tardó en saltar a la fama cuando se rodó aquí la conocida película La Playa, de Leonardo Dicaprio. La bahía, que pertenece a un Parque Nacional, pronto comenzó a estar abarrotada de turistas y perdió la mayor parte de sus arrecifes de coral y de su fauna. Finalmente, fue cerrada por las autoridades, que solo permiten mirarla desde la distancia. La buena noticia es que, seis meses después de aquel gesto, la flora y la fauna parecen haber comenzado a regresar a la costa.
Dubrovnik (Croacia)
El modo de viaje que promueven los cruceros suele ser motivo de queja para las ciudades que visitan. Es el caso de Dubrovnik, popular puerto croata famoso por su belleza, retratada profusamente en Juego de Tronos. La filmación en la ciudad fue un regalo enveneado: tras su debut, en la temporada dos, la ciudad atrajo más de 244.000 turistas; el año pasado, solo el puerto contabilizó más de 1,2 millones de visitantes... y eso que la ciudad tiene poco más de 45.000 habitantes. Las autoridades han tenido que instalar cámaras en las calles para controlar el flujo de las multitudes, y han fijado un máximo de turistas que pueden desembarcar por día. Sin embargo, eso no arregla el problema que perciben muchos vecinos: que la zona vieja se ha convertido, más que en un lugar para vivir, en un centro comercial cuya razón de ser es la serie.
Machu Picchu (Perú)
Machu Picchu es el lugar más visitado de América del Sur. Sin embargo, parece que este enclave ha sido abandonado por los mismos dioses que un día lo inspiraron, pues se su deterioro es ya tan plausible que las autoridades peruanas han decidido decretar nuevas normas de admisión. Así, se ha comenzado este año a cobrar entrada, se ha limitado el número de personas por día que pueden acceder, y, además, se han reunido en dos turnos, uno de mañana y otro de tarde. Todos aquellos que quieran visitar el conjunto, asimismo, deben hacerlo con un guía.