Sábado 18 de Mayo de 2024 | San Luis Potosí, S.L.P.

MÁGICO REAL DE CATORCE

Leopoldo Pacheco
Plano Informativo | 07/04/2010 |

Mucho se dice de Real de Catorce, como un atractivo internacional, un lugar místico en medio del desierto de la conocida Wiricuta, de los ancestros de nuestro pasado indígena Huichol, el camino de la sabiduría y del peyote, una locación inmejorable para el cine, un refugio para artesanos, el vestigio de una época de abundancia mineral, el lugar donde se acuñó la primera moneda que circuló en nuestro país, un destino de fe.

Lo cierto y en lo que pueden coincidir muchos, es que para conocerlo, hay que visitarlo… Real de Catorce está enclavado en el corazón de la Sierra de Catorce, en el estado de San Luis Potosí, al norte de México. Se encuentra a 2750 metros de altitud y la principal vía de acceso es a través de un túnel de 2300 metros de longitud, “El Ogarrio”. Se fundó en el año de 1779 debido al descubrimiento de ricas minas de plata, lo cual motivó a que una multitud de mineros y aventureros llegaran al lugar en busca de suerte, desatándose una verdadera fiebre de la plata en medio de condiciones totalmente desfavorables.

De ello hoy en día se conservan las ruinas que se convierten en uno de los principales atractivos turísticos del lugar, y que finalmente le dan el marco arquitectónico tan distintivo a un pueblo que desde hace tiempo se le denomina “fantasma”… Pero fantasma es decir mucho, o si quiere usted decir, tal vez muy poco,  para lo que hoy en día es uno de los principales destinos de visitantes de todo el país.

Aventureros con mochila, locales y extranjeros, familias enteras, curiosos de corazón abierto, al arte, a la música, la cultura en general y todo lo que ello implica; en Semana Santa Real de Catorce es todo menos un pueblo abandonado…

El Viernes Santo, el Viacrucis Viviente de Real de Catorce es sin duda una demostración de fe y de religión que está enmarcado por calles empedradas y ruinas que nos pueden evocar sin duda a un dramatismo muy cercano la antigüedad de la Tierra Santa. El sábado de Gloria, la vendimia  que empieza desde las camionetas que lo transportan a la entrada del túnel, 10 pesos por persona, después transbordar la carreta halada por un caballo, otros diez pesos para llegar al final del túnel, de ahí se camina a pie hacia el templo donde se venera a San Francisco de Asís, conocido también como “charrito”, para quien conoce “Chalma” es algo bastante similar, pues el ambulantaje desafortunadamente ocupa el total de las calles y en esta parte poco se puede apreciar la arquitectura.



Pero en contraste a los visitantes que vienen persiguiendo el misticismo del pueblo fantasma en medio del desierto, están aquellos devotos del Señor de Asís, que llegan en gran cantidad para agradecer los favores recibidos y de los cuales muchos que son considerados milagros, se hacen patentes en retablos en las paredes de la sacristía del templo, que también por ser únicos en su especie, se convierten en atracción para los visitantes.

Por el luto del Viernes Santo, el sábado, las imágenes de la iglesia son tapadas con un manto morado, incluyendo el altar, solo el féretro de cristal con el Cristo crucificado, que los fieles tocan y rezan, también San Francisco, el Santo Patrono.

Todo esto se convierte en un verdadero caleidoscopio  que encierra en estos días el pueblo de Catorce, pero que sin duda aglutina en sus calles, con cientos de personas que no dejan de atravesar de ida y de regreso “El Ogarrio”, la alegría de estar en un  sitio que tiene mucho que decir a través de sus tradiciones, de sus ruinas e incluso de aquellos que lo habitan y que son perfectamente identificables.

Este desierto es la Wiricuta del pueblo huichol, el peyote, las huellas que deja marcadas en el desierto el padre venado en su huida hacia el Cerro del Quemado y que padre e hijo de esta etnia siguen y consumen como un acto sagrado, como el camino que se inicia para convertirse en hombres, para aprender los valores del amor a la familia y la responsabilidad para con su pueblo.

Para ellos y para todos nosotros,  Real de Catorce es un punto de contacto con la naturaleza y con todo lo que la rodea en un despliegue de paisajes desérticos sin comparación y que sin duda hoy por hoy son un orgullo para los potosinos y para todos los mexicanos, un sitio que evoca a reunir a artistas plásticos , músicos, cantantes e incluso personajes políticos que también tocan el saxofón… Un pueblo mágico, con todo lo que la frase implica.