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La percepción del mundo según Occidente

Francisco Velázquez
Plano Informativo | 23/03/2010 |

La apuesta Occidental de percibir el mundo espacialmente ha provocado que el hombre se piense como una cosa y no como un evento, o como una cosa con atributos y no como una desbandada de eventos.

En esta apuesta, además, el hombre tiene cada vez más necesidades que satisfacer; la apuesta ahora es por vivir rápido. Este es el día cero. Comienza. El pasado y el futuro pierden importancia. Tener compromisos se vuelve un lastre.

Éstos últimos provocan la competencia en el hombre. Ya no importa el compartir, si no el competir. Por eso la gente no descansa. Si lo hace, alguien querrá llevárselo por delante. Lo urgente termina absorbiendo al hombre.

Para el filósofo colombiano Julián Serna Arango, esta concepción del mundo llevará a un proceso de deshumanización pues prevalece el interés ante la solidaridad. Nadie hace las cosas sin esperar recibir algo a cambio. 

Julián Serna Arango es Doctor en Filosofía por la Universidad Javeriana de Bogotá. En la actualidad es profesor de la Universidad Tecnológica de Pereira, Colombia, y director del grupo de investigación en Filosofía Postmetafísica.

Sus últimos libros son: Filosofía, literatura y giro lingüístico (2004); Borges, lo sugerido y lo no dicho, con Carlos Rincón (2004); La filosofía nace dos veces (Anthropos, 2005); Paradojas en línea. En torno a Borges y a Cervantes, con Félix Duque y Rubén Sierra (2006).

Para él, las apuestas de Occidente son apuestas pérdidas ya que se concibe al tiempo como una inversión y como algo de lo que se pueda obtener dividendos. La solidaridad y la tolerancia se vuelven un lujo.

Ante esta situación, el filósofo colombiano propuso en su visita a San Luis una lectura crítica de a las apuestas que este modelo ha hecho como la apuesta por la eternidad; por la inmortalidad y por el presente absoluto.

En la primera, se concibe a la filosofía al margen de tiempo y que gravita alrededor de invariantes, la segunda es la que hacen las religiones cuando dejan de ocuparse de la coerción social y se convierten en una empresa de salvación en donde a cambio de un compromiso en vida se ofrece la inmortalidad, y finalmente la tercera apuesta es en la que el hombre acelera el tiempo y vive de prisa creando un tiempo vegetativo donde no hay futuro porque el tiempo vive agendado.

Para Serna Arango, vivir en este modelo es regresar a la época del Paleolítico en donde el hombre no tenía asegurado el alimento porque no había descubierto la agricultura y vivía ajetreado.

Esta percepción occidental provoca que el pensamiento sea lineal y causal, creyendo que los problemas se solucionan acciones puntuales y lineales como las que prometen los políticos. “Es por ejemplo la creencia de que si uno es amable con una persona ésta se va portar de igual forma conmigo cuando no es por eso si no por un conjunto de circunstancias que están propiciando que las cosas sucedan”.

Sin embargo, la velocidad con que gira el mundo y con la que ocurren cambios y transformaciones puede ser concebida desde un concepto de disponibilidad ante esos cambios ya que actualmente la apuesta es a través de las ideas y de la distinción de lo bueno y malo o de lo útil o inútil.

Para el autor de “La filosofía nace dos veces” la reacción ante estos cambios permite observar que el mundo es una desbandada de eventos porque los hombres no son cosas con atribuciones si no son todo un conjunto de experiencias acumuladas.

A diferencia de la apuesta occidental, esta apuesta temporal del mundo hará más simple cruzar las fronteras de la vida de una persona “porque su vida son sus experiencias y están cruzadas unas con otras con el lenguaje y el lenguaje es un lenguaje en donde hay palabras y experiencias de otros”.
 
De esta forma, el hombre determinará que es muchos hombres y que esos muchos que uno es no todos están al mismo tiempo. La condición temporal y no espacial es la que hace al hombre pensar las cosas como un evento y no como cosas.