HUELGUISTAS PROFESIONALES

   A veces un pequeño detalle nos revela más que toda una historia o un concienzudo estudio.
   En un noticiario de radio el locutor leyó el boletín que tenía a la vista y entre otras cosas dijo que Guillermo Fariñas, el cubano disidente que se declaró en huelga de hambre desde fines de febrero en su casa de Santa Clara, “suma con ésta 23 huelgas de hambre en toda su vida”. Es sexagenario.
   Destacó entre las más importantes la que realizó en demanda de que el gobierno de su país abriera las puertas a Internet.
    Como condición para poner fin a su ayuno el señor Fariña exige ahora la libertad de 26 “presos de conciencia”, cuya lista probablemente puso ya en manos de las autoridades cubanas.
   Nosotros hemos dicho en otras ocasiones que entendemos la función del periodista como una misión orientada a decir siempre la verdad como instrumento de la razón y la justicia. Nos hemos apegado a este principio a lo largo de varias décadas y nuestro trabajo está a la vista de todos.
    El señor Fariña sufrió hace unos  días una crisis hipoglucémica, de la que fue atendido en un hospital por médicos residentes a petición de sus familiares y de su médico de cabecera, Ismael Iglesias. Sabe que su huelga de hambre tiene ya abundante y oportuna cobertura mundial y hasta el apoyo moral del Parlamento  Europeo, por lo que rechazó las sugerencias de los médicos para que se decidiera a ingerir alimentos. Se trata, pues, de un huelguista de hambre profesional que utiliza ese medio como chantaje en perjuicio de su salud y aparentemente al servicio de intereses internacionales. Lo señalamos aquí sólo por amor a la verdad.