La ceremonia de la Toma de Protesta de Andrés Manuel López Obrador no sólo fue un acto solemne y particularmente vistoso en atención a la cantidad de invitados internacionales y al respaldo ciudadano que convirtieron a López Obrador en el Presidente más votado, sino un evento político y jurídico con importantes implicaciones.
En México, el Presidente rinde protesta ante el Congreso de la Unión, la Comisión Permanente, y luego de la reforma política de 2012, puede hacerlo ante las Mesas Directivas de las Cámaras del Congreso de la Unión y del presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación.
“Protesto guardar y hacer guardar la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos y las leyes que de ella emanen, y desempeñar leal y patrióticamente el cargo de Presidente de la República que el pueblo me ha conferido, mirando en todo por el bien y prosperidad de la Unión, y si así no lo hiciere, que la Nación me lo demande”, de acuerdo con la fórmula establecida en el artículo 87.
En Estados Unidos, la Constitución establece que antes de que el Presidente comience a desempeñar su cargo prestará un juramento:
“Juro solemnemente que desempeñaré fielmente el cargo de Presidente de los Estados Unidos y que de la mejor manera a mi alcance guardaré, protegeré y defenderé la Constitución de los Estados Unidos”.
De acuerdo con el Estudio Comparativo de la Protesta del Poder Ejecutivo, elaborado por la Cámara de Diputados, la protesta es una sustitución de los juramentos religiosos, se compromete solamente a la persona que presta la protesta.
El juramento se sustenta en la religión, dependiendo de la que se profesa en cada uno de los Estados.
La persona que lo hace se compromete a poner en práctica los mandatos ya establecidos en nombre de una divinidad, pues ésta representa lo más importante y sagrado, por lo que, otorga una garantía mayor al cumplimiento del compromiso adquirido.
Protesta
Viene del latín protestari que significa declarar en público, atestiguar.
Juramento
Viene del latín juramentum, del prefijo jurare, que significa jurar y el sufijo amentum, es decir acción de. El vocablo adquiere el significado de declaración solemne que se hace invocado a una deidad.
Significa afirmar o negar una cosa, poniendo por testigo a Dios, o en sí mismo, o en sus criaturas.
En derecho parlamentario, el juramento se refiere una declaración solemne en nombre de Dios, antes de afirmar su fidelidad a la Constitución y su decisión de defender la soberanía.