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Grietas amenazan la capital

María González | Plano Informativo | 30/08/2018 | 01:25

San Luis Potosím, SLP.- Que la sobreexplotación de los mantos acuíferos es la principal causa de las fallas geológicas que atraviesan la capital potosina y su zona metropolitana, no es algo nuevo, hace muchos años que los especialistas nos lo están diciendo. Lo que no sabíamos, porque no lo habíamos preguntado, es que las consecuencias de esta sobreexplotación no pone en riesgo algunas zonas, sino la capital potosina completa.

Especialistas entrevistados para el noticiero Plano Informativo, coincidieron en que los estudios que se están realizando desde 2006 arrojan un panorama desalentador, entre otras cosas porque la urbanización ha obstruido o desaparecido cauces de ríos y arroyos tanto subterráneos como superficiales, provocando con ello zonas inundables originadas por los escurrimientos pluviales que buscan su camino natural.

Oscar Mendoza e Ignacio Benavente, especialistas en Protección Civil, entrevistados por separado coincidieron en que las grietas que han aparecido recientemente se han desarrollado producto de esa sobreexplotación, en el tipo de subsuelo de la región que es altamente colapsable y que se reblandece en la temporada de lluvias, aumentando así el riesgo de más y mayores hundimientos.

Los estudios geológicos que continúan haciéndose con el propósito de encontrar una solución a esta problemática, muestran con claridad los riesgos que corren municipios como Villa de Arista, Venado y Moctezuma, sin embargo es Soledad de Graciano Sánchez el que enfrenta los mayores riesgos, después de la capital, ya que las fallas geológicas existentes atraviesan el primer cuadro capitalino.

Rellenar las grietas puede ser una solución momentánea, ya que eventualmente, con la siguiente temporada de lluvias volverán a abrirse y podría poner en riesgo zonas mayores.

Advirtieron además que si no se frena esta sobreexplotación, las cavernas que deja el agua en el subsuelo de la zona convierten a la capital potosina en un terreno altamente inestable, ya que estos espacios no pueden ser rellenados de ninguna forma.

Se trata de ríos subterráneas que por siglos han horadado la piedra y por los metales y minerales que contienen, han convertido también la tierra. Las cavernas que provoca la sobreexplotación de este acuífero se han resecado, volviéndose quebradizas, algo que queda en evidencia con el paso de transportes pesados, pero que también reaccionan a la llegada del agua que se filtra durante la temporada de lluvias, reblandeciendo la tierra y haciendo aún más frágil el terreno.

Las recomendaciones de los especialistas son darle tiempo al acuífero para regenerarse, no sacar más agua del subsuelo y construir los nuevos asentamientos en zonas con suelos más firmes, aunque seguirá habiendo riesgos por grietas y hundimientos en los municipios metropolitanos, hasta en tanto no se recupere en más del 50 por ciento el acuífero.