Sábado 14 de Junio de 2025 | Aguascalientes.
locales

Convicción y vocación, la vida de los seminaristas

Lilia Quevedo | Plano Informativo | 01/05/2018 | 02:51

El mundo es un abanico de posibilidades, cientos de jóvenes aspiran al éxito profesional, económico y sentimental, aunado a ello, buscan alcanzar los cánones de belleza actuales. Todo esto ha generado un exceso de ruido, falta de concentración y desánimo en los jóvenes.
 
“Hoy más que nunca, el joven está saturado en sus sentidos […] inseguridad, violencia, narcotráfico, drogadicción, tantas y tantas cosas, que nuestros sentidos están obesos, llenos de todas las cosas que el mundo nos presenta”, relató Luis Guillermo, mientras se sentaba tranquilamente en el patio del Seminario Mayor. 
 
Luis Guillermo tiene 26 años y es de Salinas de Hidalgo, San Luis Potosí. El joven lleva doce años en el proceso para convertirse en sacerdote.
 
Aunque su mirada refleja paz y satisfacción, el camino ha sido difícil, lleno de altibajos.
 
“A lo largo de mi vida en el seminario, si ha habido momentos de crisis, momentos de dificultades, momentos de desesperación, momentos de querer abandonarlo todo, de decir ya, ya me voy, pero yo pienso que cuando las cosas son de Dios, Dios mismo te va dando la paz, la tranquilidad, el deseo de continuar”.
 
Vivir bajo estándares religiosos, con una agenda ocupada, sobria y libre de distracciones, es complicado. “Fue como un cambio muy drástico, al principio si fue muy difícil y eso de fiestas, también ha sido difícil porque yo me acostumbraba a ir a fiestas de otras comunidades, algunos bailes también ¿Por qué no?  Fue difícil al principio, pero ya después como que no estaba muy apegado a eso, entonces como que no se ha complicado mucho”, relató Giovanni de 20 años.
 
El seminarista originario de “La Mantequilla”, confesó que en su proceso, ha enfrentado fuertes dudas y desánimo. Sin embargo, la convicción y la vocación es lo que ha mantenido a este y a otros jóvenes al pie del cañón. 
 
Cuarenta y cuatro seminaristas de entre los 18 y los 30 años, aspiran a convertirse en sacerdotes. Poco les ha importado dejar atrás los placeres, la fiesta, las mujeres y la posibilidad de formar una familia.
 
Para convertirse en sacerdotes, los estudiantes tienen que pasar por una preparación de nueve años: 1 año de introducción, tres de filosofía, cuatro de teología y un año de servicio en alguna parroquia local o de otra comunidad.
 
¿Por qué son seminaristas? Cada historia es diferente. Algunos lo hicieron por los valores cristianos que les inculcaron sus padres, otros por el deseo de servir a Dios o porque alguien los inspiró.    “Antes de entrar al seminario me dediqué a cuidar ganado, a las siembras e iba a la escuela, creo que mi inquietud por entrar a la escuela, por querer ser sacerdote, esa inquietud fue en mi infancia”, José Carlos, 23 años, San Buenaventura Pinos Zacatecas.
 
El ejemplo de un sacerdote que oficiaba misa en su comunidad, sembró esa convicción,  “Su escucha, su cercanía, la manera de hablar con ternura y como que la gente se acercaba y más que ver a un sacerdote como persona, yo miraba a un Jesús vivo y eso me motivó”.
 
“A lo mejor no todos somos para ser seminaristas, porque también necesitamos jóvenes que sean virtuosos en el trabajo, en una empresa, jóvenes que sean virtuosos en el estudio, no necesariamente tenemos que estar todo en el seminario, estar donde nos toque estar conscientes y maduros”, señaló José Carlos.
 
La crisis de vocación y la falta de credibilidad en la iglesia católica, ha ocasionado una baja en el número de solicitudes para dedicarse al sacerdocio. Para los seminaristas, no sólo el servicio a Dios se ha visto comprometido, ellos aseguraron que tampoco hay vocación para la soltería ni para el matrimonio.