Este término proviene del inglés resilience, y este derivado del latín resiliens, -entis, participio de presente activo de resil?re ‘saltar hacia atrás, rebotar’, ‘replegarse’.
	 
	Rafaela Santos, psiquiatra y presidenta del Instituto Español de Resiliencia, además autora de “Levantarse y luchar” -galardonado con el Premio KnowSquare al Mejor libro de Empresa 2013- considera que la resiliencia también consiste “en saber aprender de la derrota y transformarla en oportunidad de desarrollo personal”.
	 
	La resiliencia se puede abordar desde la psicología positiva, la cual se centra en las capacidades, valores y atributos positivos de los seres humanos, y no en sus debilidades y patologías, como lo hace la psicología tradicional.
	 
	Las primeras apariciones de la palabra surgieron en los trabajos del psicoanalista inglés John Bowlby –notable por su interés en el desarrollo infantil y sus trabajos pioneros sobre la teoría del apego–, quien a su vez lo tomó prestado de la Física, de donde procede el término originariamente –y se define como la capacidad que tienen algunos metales para doblarse y luego volver a su posición original cuando se deja de ejercer presión sobre ellos–.
	 
	El término es utilizado en las áreas de: psicología, periodontología, sociología, ecología, ingeniería, sistemas tecnológicos, en la cultura emprendedora, el derecho, urbanismo y arte.
	 
	10 formas para desarrollar tu resiliencia
	 
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		Establece relaciones: Aceptar ayuda y apoyo de personas que lo quieren y escuchan, fortalece la resiliencia.
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		Evita ver las crisis como obstáculos insuperables.
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		Acepta que el cambio es parte de la vida: Todo cambia, todo pasa y todo fluye. No es necesario aferrarse a cosas efímeras.
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		Muévete hacia tus metas.
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		Lleva a cabo acciones decisivas: En situaciones adversas, actúa de la mejor manera que puedas. Es mejor que ignorar los problemas y las tensiones, y desear que desaparezcan.
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		Busca oportunidades para descubrirte a sí mismo: en todas las situaciones que experimentamos, puedes aprender de ti mismo y también sentir cómo has crecido a nivel personal.
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		Cultiva una visión positiva de ti mismo: desarrolla la confianza en tu capacidad para resolver problemas y en tus instintos.
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		Mantén las cosas en perspectiva: Evita agrandar el “evento” fuera de su proporción.
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		No pierdas la esperanza: Trata de visualizar lo que quieres en vez de preocuparte por lo que temes.
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		Cuídate a ti mismo: Presta atención a tus necesidades y deseos; interésate en actividades que disfrutes y encuentres relajante; y ejercítate regularmente. Cuidarse a uno mismo te ayudará a mantener tu mente y cuerpo listos para enfrentarse a situaciones que requieren resiliencia.