Los conflictos y las crisis prolongadas en varios países de Medio Oriente y África del Norte obstaculizan los esfuerzos para erradicar el hambre en la región para el año 2030, avirtió hoy la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).
En el informe de este año "Panorama regional de la seguridad alimentaria y la nutrición en Medio Oriente y África del Norte", la FAO destacó cómo una intensificación continua de la violencia está abriendo una amplia “brecha de hambre” entre los países afectados por conflictos y los que no lo están.
En los países de la región que están afectados de manera directa por conflictos, entre 2014 y 2016 el 27.2 por ciento del total de la población padecía hambre crónica o subalimentación, seis veces más que la proporción de la población subalimentada en naciones no afectadas por conflictos (4.6 por ciento, en promedio).
A la vez, la “inseguridad alimentaria severa” -otro sistema utilizado por la FAO para medir el hambre-, en los países que sufren conflictos es ahora el doble que en que no los padecen.
Estas tendencias ensombrecen la capacidad de la región para alcanzar el Objetivo de Desarrollo Sostenible (ODS) del Hambre Cero para 2030, según se advirtió en el informe.
Indicó que en una región compuesta principalmente por países en desarrollo de ingresos medios, donde el hambre crónica afecta por lo general a menos del 5.0 por ciento de su población, la violencia en unos pocos desafortunados incrementó la proporción de personas con hambre crónica en zonas de conflicto a niveles comparables con los países más pobres del mundo.
Ese es un factor que ejerce un fuerte efecto de arrastre sobre la reducción del hambre en toda el área del Medio Oriente y África del Norte, destacó la FAO.
Alertó que esto dificultará un progreso realista hacia la erradicación del hambre en la región utilizando herramientas tradicionales de formulación de políticas, a menos que se tomen medidas decisivas para alcanzar la paz y la estabilidad.
El informe resaltó que varios países de la región están afectados por los conflictos, con profundas consecuencias para los ingresos de las personas y la seguridad alimentaria
Citó como ejemplo Siria, en donde la violencia ha provocado una reducción del 67 por ciento en el Producto Interno Bruto (PIB) y ha socavado de manera severa la seguridad alimentaria: del 70 al 80 por ciento de los sirios necesitan asistencia humanitaria, mientras que el 50 por ciento necesita ayuda alimentaria.
En Irak, donde la violencia ha provocado un descenso del 58 por ciento del PIB, el 30 por ciento de la población necesita asistencia humanitaria, mientras que el 9.0 por ciento requiere ayuda alimentaria.
Yemen también es devastado por el conflicto, lo que lo lleva a una situación en la que entre el 70 y el 80 por ciento de la población necesita asistencia humanitaria y 50 por ciento requieren ayuda alimentaria.
Libia es otro país crítico, donde el conflicto está socavando la seguridad alimentaria; allí el 6.0 por ciento de la población necesita ayuda para obtener alimentos, según el informe.
Al intervenir en El Cairo en la presentación del informe, el subdirector general y representante regional de la FAO, Abdessalam Ould Ahmed, destacó la importancia crucial de crear resiliencia y mantener la paz en la región del Medio Oriente y África del Norte para mejorar el bienestar de la población.
Por ello subrayó la “creciente necesidad de implementar políticas y prácticas a largo plazo e integrales para alcanzar el Hambre Cero para 2030”.
El directivo de la FAO añadió que “cuando los países de la región sufren una escalada de conflictos, el objetivo de abordar las máximas preocupaciones de malnutrición, escasez de agua y cambio climático se vuelve más complejo, y al mismo tiempo más urgente”.
“Solo a través de una mejor cooperación y solidaridad podrá la región poner fin a los conflictos y la violencia y volver a la senda del desarrollo”, subrayó Ould Ahmed.
El informe presentado este jueves establece una base de referencia para medir el progreso futuro hacia el logro del ODS en la región, utilizando los indicadores más recientes para las metas de los ODS sobre hambre e inseguridad alimentaria (Meta 2.1) y malnutrición (Meta 2.2).
También se explica cómo los conflictos en sí mismos afectan al seguimiento de los ODS.
Los organismos de las Naciones Unidas reúnen y evalúan la información sobre la seguridad alimentaria y el estado nutricional durante los conflictos, pero la información no siempre es completa y puede ser difícil de comparar con los datos en tiempos de paz.