La madre de uno de los 49 niños y niñas que murieron en el incendio de la guardería ABC de esta ciudad, hace más de ocho años, ha aprendido a vivir con el dolor de la pérdida de su hijo y ha logrado en forma paulatina salir adelante tras la tragedia.
Juanita Luna Hernández, madre de Jonathan Jesús de los Reyes Luna, recuerda cada día a su pequeño que dejó de existir a los 3 años y tres meses de edad el 7 de junio de 2009, dos días después del incendio en la estancia infantil ABC.
Poco después del mediodía del 5 de junio de 2009, el incendio que inició en un almacén contiguo a la guardería se extendió hacia el inmueble que albergaba a decenas de menores, ocasionando la muerte de 25 niñas y 24 niños, además de lesiones externas e internas en más de 100 menores.
En entrevista para Notimex, narró con voz entrecortada que "la tragedia más grande es la pérdida de un hijo y a lo largo de estos ocho años se aprende a vivir con el dolor, nuca se va; primero que nada hay una fuerza muy grande dentro de nosotras las mamás".
Señaló que, en su caso, en todo este trance que ha pasado tras la pérdida de su hijo en la que ha sido considerada como la tragedia infantil más grande que haya ocurrido en México, ha estado sostenida por la mano de Dios.
En lo terrenal, mencionó, el pilar que la ha sostenido durante este tiempo es su familia, que ha estado cada día a su lado y se trata de sus tres hijos, sus padres que han sido una fortaleza muy grande para ella, además de sus hermanos, sobrinos y tíos.
"Siempre han estado al pendiente de mí, tengo una familia maravillosa", comentó con una sonrisa, al recordar que cuando pasó el suceso de la guardería ABC tenía una niña de 4 años de edad, que a lo largo de estos años ha sido también su fortaleza.
Al quinto día posterior al fallecimiento de Jonathan Jesús, dijo, se encontraba en una sala de cine junto con su niña viendo el estreno de una película que también le gustaba a su hijo; "desde ese momento me tomé de ella".
Juanita, quien también es dirigente de la organización Manos Unidas por Nuestros Niños, reconoció que nada ni nadie le va a regresar a su hijo que dejó de existir al medio día del 7 de junio de 2009, al no superar las lesiones internas y las quemaduras en la parte posterior de su cuerpo.
"El duelo nunca lo hemos vivido, desde que se fue -su hijo- nada ni nadie nos lo va a regresar y la que estaba aquí -su hija- en ese momento tenía que enseñarle que, pese a lo que habíamos pasado, no vivir con temor ni con odios, eso es lo que me importaba, que no viviera con miedos", abundó.
Cuando ocurrió la muerte de su hijo, dijo, sus familiares la veían frágil porque venía pasando por un divorcio tras el abandono total del padre de sus hijos y pensaron que llegaría a quitarse la vida, "pero vieron que fue lo contrario, me fortalecí".
Añadió que tras la tragedia de la guardería ABC asistió a diversas terapias con tanatólogos, de música, psicológicas, psiquiátricas y médicas, entre otras, además de documentarse por su cuenta y logró saber y comprender que la pérdida de un ser querido es irreparable y con más razón la de un hijo.
Luna Hernández señaló que a lo largo de estos años ha tomado todo lo bueno que le han dicho y lo malo hacerlo a un lado y recordó las palabras de un sacerdote colombiano que les dijo a las madres ABC que "de ser víctimas debíamos salir victoriosas, de no quedarse tristes, abrir ventanas y que les de el sol".
Hay que sonreír de nuevo, subrayó, porque el hecho de perder a un hijo no significa que ya no tengan derecho a hacerlo, ni de socializar, "desafortunadamente hay mucha gente que te señala; tenemos derecho a vivir de nuevo, a sonreír".
Destacó que tras la pérdida de su pequeño en el incendio de la guardería ABC la vida le dio la oportunidad de tener dos hijos más, un niño de cinco y una niña de un año edad.
Cada día se despierta pensando que su hijo ya no está y viene a su mente el recuerdo de aquel 5 de junio de 2009 cuando lo dejó en la guardería y el momento en que lo encuentra en un hospital privado, aún con vida pero sedado debido a la gravedad de sus heridas.
El niño tenía el 80 por ciento de su cuerpo quemado y dentro de su gravedad al escuchar su voz al pequeño se le rodaban sus lágrimas; sin embargo, no pudo superar las heridas externas e internas y dejó de existir un domingo 7 de junio.
"A partir de ahí se te desgarra el alma; soy de bases cristianas evangélicas y es una búsqueda constante y aunque sé que está con Dios, que desde el primer momento estuvo con él”, enfatizó.
Comentó que "las piezas se van acomodando como en el ajedrez, vas acomodando, vas viviendo, te cambia totalmente la vida" y manifestó que aún conserva ropa y juguetes de Jonathan Jesús.
La dirigente de la organización Manos Unidas por Nuestros Niños mencionó que ahora no utiliza ningún medicamento para mantener el ánimo que, en algunas ocasiones, se viene abajo y tiene días malos, pero busca superar esos momentos y salir adelante.
Señaló que trata de estar tranquila y cuando ha tenido sus "bajones", que es casi siempre previo al 5 de junio, ha tenido que acudir a consulta psiquiátrica, además de realizarse estudios médicos para conocer el estado de su salud, pero el diagnóstico es depresivo.
Hay días nostálgicos, anotó, "pero no tengo derecho a ponerme triste, ni enfermarme, porque están mis tres hijos".
Luna Hernández participa en el seguimiento legal del caso de la guardería ABC que lleva la Procuraduría General de la República (PGR) e interviene en reuniones, entrevistas y encuentros con autoridades que desarrollan las investigaciones.
"Hasta que se esclarezca el hecho de lo que ocurrió en esa bodega, de porqué murieron nuestros hijos, no vamos a descansar, contra quien tengamos que luchar; mientras sigamos vivas y tengamos fuerzas para seguir ahí vamos a estar", puntualizó.