Ya sea de verdad o un poco en broma, siempre alguna vez surge la inevitable pregunta: ¿y si son gemelos? Si hay casos de gemelos en la familia, esta pregunta puede ser muy recurrente, pero… ¿la concepción de gemelos es en verdad hereditaria? Aquí tienes las respuestas a tu dudas.
La probabilidad de concebir gemelos
En el caso de una concepción gemelar pueden darse dos tipos: fraternales o idénticos. Cuando dos óvulos diferentes son fertilizados se conciben gemelos fraternales, estos gemelos no comparten saco amniótico ni placenta por eso no se parecen tanto entre sí.
En cambio, los gemelos idénticos provienen del mismo óvulo y espermatozoide, se desarrollan en un solo cigoto que después se divide. Los gemelos idénticos comparten apariencia física entre si porque son genéticamente iguales.
Si en una familia hay un historial de gemelos fraternales, la probabilidad de concebir a este tipo de gemelos es de un 14 %. Las posibilidades de tener fraternales es mucho más alta que la detener idénticos.
Todo está en los genes
Concebir gemelos depende principalmente de dos situaciones: los niveles de unas hormonas específicas en el cuerpo de la mujer y la forma en que los ovarios reaccionan ante la presencia de esta hormona. Según investigaciones, las mujeres que en su familia hay un historial de gemelos pueden tener hasta 2,5 veces más probabilidad de tener gemelos (especialmente si son fraternales).
Así que si aún te quedaba alguna duda, está más que claro que la genética desempeña un papel importante en las probabilidades de tener gemelos. El gen que hace posible que ocurra esta herencia se puede transmitir a los nietos, incluso si sus hijos no concibieron gemelos.
Pero la concepción de gemelos no es solo por herencia, las posibilidades de concebirlos a través de una fertilización artificial es muy alta, de hecho tienen una de cada cuatro posibilidades de tener gemelos.
Concebir gemelos fraternales es más común de lo que puedas imaginar y es algo que sucede por herencia. Tener gemelos idénticos resulta más extraño, aunque existe una pequeña probabilidad de que suceda. Pero más allá de los genes hay algo que nos hace únicos e irrepetibles: cómo interpretamos lo que sentimos y todo los que nos rodea.
