Jorge Armendáriz Gallardo | 04/05/2017 | 15:36
Tuve la oportunidad de asistir al informe de actividades del periodo 2016-2017 de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí, que encabeza el Arq. Manuel Villar Rubio por segundo periodo a partir del año 2016 y por 4 años más.
En este periodo la visión del rumbo de la Universidad se replanteó a interior de sus orígenes y al futuro que esperamos para nuestros jóvenes.
Hoy este presente puede abrir las puertas del conocimiento y del mundo a los miles de jóvenes que cada día construyen su porvenir a partir de sus estudios universitarios.
Nuestra Alma Mater y máxima casa de estudios nuevamente nos sorprende por su gran alcance en vinculación, gestión de recursos y presencia de investigadores y proyectos a nivel nacional.
Además de mantener el nivel de calidad en la educación de sus 100 carreras y especialidades que han generado ya miles de profesionistas, que son quienes con sus conocimientos destacan el desarrollo social y económico de nuestra ciudad, nuestro estado y a nivel nacional e internacional también.
Después de que fue utilizada con fines electorales la universidad potosina recupera el rumbo y plantea acciones directamente beneficiando a la calidad de la educación de sus estudiantes, esquema que privilegia sus principios y le abre camino para seguir destacando a nivel nacional.
Una enorme estructura que trabaja y sigue creciendo, puede asegurar que nuestra universidad tenga la pericia de adaptarse a los nuevos tiempos que requieren nueva visión.
Un complicado escenario económico no impidió que la Universidad Autónoma de San Luis Potosí continuara su paso en la agenda de la educación a nivel nacional con el trabajo que desarrolla en cada uno de sus espacios.
Es verdad que hay muchas necesidades en nuestro país, muchas deudas históricas que nos lastiman y que nos frenan en el escenario global, pero sin duda la educación es la apuesta más valiosa a la que nos podemos comprometer, dar educación abre los ojos y genera además la visión para que cada individuo mejores sus condiciones y acerque su talento al beneficio de su comunidad.
El desarrollo de una actividad profesional plena construye personas felices que a su vez replican esta receta en su entorno.
Un país educado sabrá elegir justamente, con criterio y con valores, su porvenir, reconocerá su historia y no repetirá los errores.
Un país educado sabrá educar a sus jóvenes y a sus niños.
Un país educado le dará valor al trabajo y la creatividad, premisa que nuestro país minimiza en su sistema educativo que solo nos obliga a memorizar, pero olvidar y nos reprime la imaginación.
Imaginemos un país mejor con educación y eduquemos mejor a las generaciones que ya crecen presenciado lo que hemos hecho.
Sin duda la educación es el sector al que habrá que apostar siempre y la mejor inversión que como padres, ciudadanos y el Estado deberá invertir para que podamos ser mejores cada día.
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