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Adiós a Mauricio, el niño ciclista

Piden justicia para la joven promesa deportiva

Unos segundos bastaron para destruir una promesa de vida y gloria. Unos segundos de irresponsabilidad fueron suficientes para terminar con la vida de un deportista que tenía toda la vida por delante y toda el hambre de triunfo para hacer realidad sus sueños.
 
Mauricio perdió todo el pasado viernes en el Distribuidor Vial de Acceso Norte cuando un automovilista presuntamente alcoholizado impactó el vehículo en que viajaba con su padre de regreso al hogar, luego de hacer el ejercicio del día.
 
Con tan sólo 11 años de edad, Mauricio formaba parte del equipo Junior´s Bike, con el que cosechó importantes triunfos que lo colocaron como una promesa del ciclismo potosino, promesa que él se empeñaba en cumplir trabajando concienzudamente cada día para ser mejor.
 
La mañana del viernes 16 de septiembre un conductor que, a decir de la Asociación Potosina de Ciclismo conducía su camioneta gris CRV a exceso de velocidad, impulsado por los influjos del alcohol, no pensó que su osadía podría provocar una tragedia y mucho menos que cobraría una vida.
 
En el distribuidor Vial de Acceso Norte y Carretera a Matehuala se encontraron Ricardo Arroyo y el automovilista que, según testimonios recabados en el lugar de los hechos por miembros de la APC, conducía en avanzado estado de ebriedad y dos inocentes pagaron por su irresponsabilidad cuando perdió el control de su camioneta impactando el automóvil Tsuru en que viajaban Ricardo y su hijo Mauricio.
 
El último adiós
Con un sentido dolor familiares, amigos y la comunidad ciclista de San Luis Potosí despidieron la tarde de este sábado al pequeño Mauricio Arroyo, de 11 años de edad, quien falleció en un fatal accidente de tránsito la mañana del viernes 16 de septiembre, cuando el auto en el que viajaba con su padre, Ricardo Arroyo, fue embestido por una camioneta que era conducida por una persona en presunto estado de ebriedad.
 
A las 13:30 horas decenas de ciclistas potosinos se dieron cita en la agencia funeraria para participar en el acto religioso de despedida, entre lágrimas y semblantes de tristeza por la pérdida de esta promesa del ciclismo de tan corta edad.
 
Con pancartas exigiendo justicia, globos y rosas en color blanco, niños, jóvenes y adultos hicieron caravana tras la carroza hasta el panteón Valle de los Cedros, para dar el último adiós a este pequeño.
 
Con un gran dolor y pesar, los asistentes entonaban porras para Mauricio, para recordarlo con el entusiasmo que lo caracterizaba.
 
Fue con una valla de bicicletas y ciclistas que se abrió camino el cuerpo de Mauricio hasta el lugar donde tuvo sepultura. Entre aplausos avanzó el cortejo que llevaba el cuerpo, donde sus familiares le dieron ese último adiós.
 
Su compañeros de deporte dejaron en la sepultura una rosa blanca y enviaron al cielo los globos blancos como símbolo de respeto y cariño.
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