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Cierran en Irán primer KFC a pocas horas de su apertura
Cierran en Irán primer KFC a pocas horas de su apertura
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Cierran en Irán primer KFC a pocas horas de su apertura

Agencia | 03/11/2015 | 15:41

El enorme recelo en Irán hacia todo lo que viene de Estados Unidos derivó en el cierre del primer restaurante de KFC en el país... apenas unas horas después de su apertura.
 
Kentucky Fried Chicken estrenó la noche del lunes su primer local en Irán, convirtiéndose, después de 36 años de animosidad con Estados Unidos, en la primera franquicia americana abierta en la República Islámica.
 
Pero el gusto sólo le duró unas horas.
 
Hoy por la mañana, una orden judicial lo clausuró poniendo de relieve los retos que afronta la apertura económica y social de este país tras el acuerdo nuclear.
 
"Cerrado hasta nuevo aviso", reza un cartel pegado en la puerta.
 
Fuera, los responsables del proyecto y varios empleados esperaban cabizbajos la llegada de la Policía.
 
"No vamos a hacer declaraciones", señaló uno de los encargados.
 
Lo que en cualquier otro país hubiera pasado desapercibido constituye aquí una noticia de relieve.
 
La víspera, la noticia de la inauguración revolucionó las redes sociales.
 
Fotos difundidas en varios medios digitales dan testimonio del éxito entre el público. El establecimiento está situado en Shahrak-e-Gharb, un barrio de clase media al oeste de Teherán.
 
De acuerdo con BBCPersa, los propietarios, una subsidiaria de KFC Turquía, habían anunciado la noticia en su sitio web e incluso habían colgado el permiso pertinente, en el que se estipulaba como nombre comercial Iranian Halal KFC.
 
"Seguro que lo tenían. Nadie invierte ese dinero si no cuenta con todos los parabienes", señaló un observador preocupado por la imagen que el incidente va a dar a los inversores extranjeros.
 
Pero no estaba de más. La víspera, el Ministro de Industria, departamento del que depende la apertura de cualquier empresa, declaró que el Gobierno iba a prohibir la importación de productos estadounidenses.
 
Raro es el día en que alguna autoridad iraní no despotrica contra la invasión cultural occidental, y en particular de Estados Unidos.
 
El régimen sigue dividido sobre cómo actuar frente a ese país.
 
Desde la revolución de 1979, las autoridades de la República Islámica siempre han visto con recelo todo lo que viene de Estados Unidos.
 
No obstante, eso no ha minado la popularidad del made in America entre la población.
 
Las principales marcas, sea de móviles, ordenadores o ropa, han encontrado acceso alternativo al mercado a través de canales paralelos.
 
En la calle Iranshahr, puede encontrarse el último modelo de Iphone y todos los accesorios necesarios para el ordenador, la impresora o el fax de HP.
 
No en todos los casos se trata de contrabando.
 
La importación a través de terceros países o la creación de empresas locales con otros logos es una opción.
 
Antes de las sanciones, IBM operaba en Irán bajo las siglas DPI, pero todo el mundo sabía que se trataba de productos de la multinacional estadounidense y su personal recibía formación en la central de esa compañía en Estados Unidos.
 
Empresas tan emblemáticas como Coca-Cola y Pepsi tienen embotelladoras y distribuidores locales que aseguran no tener nada que ver con las marcas estadounidenses.
 
La inversión en la franquicia de KFC era sin duda una apuesta acertada.
 
La comida rápida hace furor entre los jóvenes iraníes.
 
A falta de autorizaciones para abrir McDonald's o Starbucks, Teherán, una megalópolis de casi 18 millones de habitantes, se ha llenado de clones de esas cadenas.
 
El TFC (por Tehran Fried Chicken) siempre está a rebosar.
 
No es de extrañar que los promotores del original tuvieran en mente abrir 240 establecimientos en todo el país.