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¿Qué dice tu perro cuando ladra?

Si bien algunas teorías sostienen que el ladrido de los perros es simplemente un efecto secundario de la domesticación (en lobos el ladrido constituye sólo 3 por ciento de su vocalización), y que éste no tiene ninguna función comunicadora como tal, algunos experimentos han encontrado que estos sonidos son mucho más complejos de lo que aparentan.

Dependiendo del contexto en el que se encuentren, los ladridos y los gruñidos de un perro pueden variar en ritmo, tono y amplitud. Sophia Yin, de la Universidad de California, llevó a cabo un estudio en 2002 en el que grabó 4672 ladridos correspondientes a tres diferentes situaciones (peligro, estrés y juego). Al comparar los espectrogramas de los ladridos, pudo comprobar que los de estrés y de peligro presentaban baja frecuencia, tonos más graves y una mayor duración que los ladridos emitidos juguetonamente.

Por otro lado, Tamas Faragó, investigador de la Universidad Etvos Lorand, en Budapest, llevó a cabo un estudio en 2010 junto con una grupo de colaboradores que claramente demuestra este fenómeno. En el experimento, publicado en la revista Animal Behaviour, el equipo grabó tres tipos de gruñidos en 20 ejemplares: un "gruñido solitario", correspondiente a perros que ladraban cuando estaban solos; un "gruñido extraño", generado por el acercamiento de un extraño; y un "gruñido hambriento", correspondiente a perros cuyo alimento se veía comprometido.

Posteriormente, los investigadores reprodujeron las grabaciones ante perros que se acercaban a un hueso. Sorprendentemente, al escuchar el "gruñido hambriento", once de los doce perros expuestos se alejaron del hueso en menos de 15 segundos. Cuando el gruñido era correspondiente al acercamiento de un extraño, sólo dos perros dejaron el hueso en su lugar, mientras que el "gruñido solitario" alejó a cuatro perros.

Otro estudio, llevado a cabo por el etólogo Peter Pongracz (miembro de la misma universidad de Faragó) y publicado en la revista Applied Animal Behaviour Science, demostró que el ritmo cardiaco de los perros se alteraba al se expuesto a diferentes ladridos, sugiriendo la comprensión de dicha diferenciación: mientras que un "ladrido solitario" reproducido múltiples veces dejaba de ocasionar efecto alguno en el perro, cuando éste cambiaba por un "ladrido extraño", el ritmo cardiaco del perro se aceleraba y éste reaccionaba abruptamente, y viceversa.

Estas evidencias parecen demostrar que el ladrido es, en efecto, una forma efectiva de comunicación canina. Valdría la pena indagar más en el tema para comprender los detalles de este misterioso lenguaje.

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