Cuando en 2008 la República Popular China decidió enviar dos barcos de guerra para combatir la piratería en aguas del cuerno de África, Estados Unidos lo saludó como una aceptación de responsabilidad internacional.
Para Pekín, en cambio, era una “carambola a tres bandas”: de acuerdo con un reporte del Comité Central del Partido Comunista Chino de diciembre de 2010 citado por The Wall Street Journal, “China puede aprovechar esta situación para ampliar su presencia militar en África”.
La diferencia de opiniones sería un clásico de la manera en que se cree que chinos y occidentales abordan las situaciones: unos con la vista en lo inmediato y otros en el juego a largo plazo.
Para un número creciente de analistas políticos y geopolíticos, tal situación se explica también de otra forma: occidente juega Ajedrez, oriente juega al Go.
El análisis se sumó a otras anécdotas que pretenden explicar las diferencias de pensamiento estratégico entre dos regiones del mundo.
Cuenta la leyenda que en 1972, durante la famosa primera visita del presidente Richard Nixon a China, alguien preguntó al entonces primer ministro Zhou Enlai sobre el impacto de la Revolución Francesa.
La respuesta es o un clásico de la pregunta incomprendida o de la diferencia entre las visiones políticas de oriente y occidente.
“Demasiado pronto para decir”, respondió Zhou.
De acuerdo con el historiador Dean Thomas, “la agudeza fue pronto vista como una forma de enfatizar la capacidad china para adoptar la visión histórica de largo plazo”. Pero la Revolución Francesa ocurrió en 1789 y algunos de los testigos creen que Zhou Enlai se refería más bien al impacto del “verano” de 1968.
De cualquier manera, la consideración se volvió un clásico de las diferencias filosóficas de oriente y occidente y curiosamente, un nuevo referente al juego Go, como es conocido en Japón y la mayor parte de los países occidentales, o Wei-chi, como es conocido en China, o Baduk, según el nombre coreano.
La verdad, aunque tal vez sea sólo un ángulo de las divergencias, sus juegos intelectuales pueden ser una buena ilustración de las diferencias con occidente.
El Ajedrez es un juego de estrategia bélica, que a veces dura horas.
El Go es un juego de ocupación territorial que normalmente dura horas y, a menos que se acuerden límites, hasta días.
El Ajedrez, con sus 16 piezas por lado en un tablero de 64 casillas, es comparable a planear y librar batallas. El Go, con 180 “piedras” por bando, se juega en un tablero con 360 puntos de intersección y es prácticamente una guerra imperial con varias batallas, a veces simultáneas.
El Go, Wei-chi (o Wei-qi), o Baduk, es mucho más que un juego de mesa.
De acuerdo con especialistas, el juego creado hace algo más de tres mil años tiene que ver con principios budistas y de paso tuvo influencia sobre el libro El arte de la guerra, de Sun Tzu, una obra clásica de estrategia escrita en el siglo IV antes de Cristo y que todavía se estudia hoy.
De entrada, goza en China de una renovada popularidad luego de ser desdeñado durante la era maoista. Y al igual que en Corea, al menos del Sur, y Japón, hoy los buenos jugadores no sólo tienen prestigio social sino intelectual.
Una descripción coreana señala, por ejemplo, que “un creciente número de niños, especialmente aquellos en escuelas pre-kinder y elementales, asisten después de la escuela a programas de enriquecimiento especializados en el juego Go. Estas escuelas extracurriculares, conocidas como Hagwon, prometen que transformarán a cualquier chiquillo al darles nuevas habilidades que van de mejor concentración a mejores modales”.
En la descripción de Marc Moskowitz, autor del libro Chinese masculinities and the game of Wei-chi in China (Las masculinidades chinas y el juego de Wei-chi en China), “marca la reemergencia de caballeros cultivados como un modelo idealizado de hombría” y a través de examinar el juego se adentra en concepciones de virilidad, nacionalismo y clases sociales.
En términos de filosofía y estrategia, el significado del nombre chino dice mucho.
Wei significa “rodear” y qi se interpreta como “juego de lógica”. En otras palabras, una forma de describirlo es que se trata de tomar las piezas del adversario rodeándolas mientras se acumulan puntos al rodear espacios vacíos en el tablero.
De acuerdo con David Lai, un profesor del Colegio de Guerra del Ejército de Estados Unidos, el punto esencial es colocar piedras en el tablero abierto mientras se balancea la necesidad de expansión con la de construir núcleos protegidos.
“El juego Go es diferente en muchos aspectos clave. Mientras el estilo estadunidense de guerra tiene sus fortalezas, un poco de conocimiento y experiencia en el juego de Go será una valiosa adición a la sapiencia política y militar estadunidense, y adelantará un largo trecho al liderazgo militar y político estadunidense para entender al estilo chino de guerra y diplomacia”, escribió Lai en un ensayo publicado en 2004.
El Go “es la perfecta reflexión del pensamiento estratégico chino y su arte operacional”, señaló luego el propio Lai en una entrevista con The Wall Street Journal.
El nombre de su texto, Learning from the stones (Aprendiendo de las piedras), se refiere a las piezas del Wei-qi, que a diferencia del Ajedrez no tienen mayor diferencia que el ser blancas o negras.
El ensayo de Lai tuvo un impacto enorme, tanto que el exsecretario de Estado, Henry Kissinger, utilizó el concepto en su propio libro On China (Sobre China), en 2005.
Para Kissinger, “en la cultura estadunidense muchos vinculan el estilo de guerra y diplomacia con los juegos de Ajedrez (lucha basada en el poder), boxeo (fuerza sobre fuerza), poker (engaño y riesgo) y el futbol americano (en muchos sentidos recuerda la máquina de guerra de Estados Unidos)”.
De acuerdo con una reseña del prestigioso semanario The New York Review of Books, “las reflexiones de Kissinger acerca de los conceptos de estrategia occidental y chino, lo llevan a establecer una fuerte distinción, una en la que ‘el ideal chino enfatizó sutileza, engaño y la paciente acumulación de ventaja relativa’ mientras ‘la tradición occidental aprecia el decisivo choque de fuerzas’”.
En otras palabras, si el Ajedrez es acerca de “la batalla decisiva” y la “victoria total”, que depende en gran medida del completo despliegue de todas las piezas en el tablero, el Wei-chi o Go es un juego de ganancias relativas, de maniobras de largo alcance que comienzan en un tablero vacío y termina cuando está lleno de áreas de fortaleza parcialmente entrelazadas”.
“El Ajedrez es claramente una guerra, pero una institucionalizada, regulada, codificada; con un frente, una retaguardia, y batallas.
“Lo que es único del Go (...) es que es una guerra sin líneas del frente, sin confrontación o retaguardia, y en último extremo sin batallas, pura estrategia”, escribieron en Francia el filósofo Gilles Deleuze y el sicoanalista Felix Guattari, considerados como influyentes posestructuralistas, en su libro Mille plateaus (A thousand plateaus: capitalism and schizophrenia), traducido como Mil escenarios, capitalismo y esquizofrenia.
Muchos creen que el Go acabará por ser el juego más popular del mundo y ciertamente disfruta de una difusión creciente, tanto que es posible jugarlo por computadora y en redes sociales.
Puede ser o no un ejemplo de las diferencias de perspectiva entre oriente y occidente, y tal vez no sea más que un juego, pero...