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Las Pozas de Xilitla, más allá de lo surreal

Estan integradas por 36 conjuntos escultóricos que hacen referencia a anhelos, viajes y fijaciones del artista británico Edward James.

San Luis Potosí, SLP.- Arquitectura y fantasía se integran con la belleza natural de la Huasteca Potosina, en el Jardín Escultórico Las Pozas de Edward James; un lugar surreal habitado por aves, dragones y serpientes de metal y concreto, en el que predominan grandes escaleras, signos masónicos, candelabros y puertas góticas, que invitan a adentrase a un mundo onírico.

Este sitio, creado a lo largo de 37 años en un terreno de 48 hectáreas, 20 de ellos de construcción, se integra por 36 conjuntos escultóricos que hacen referencia a anhelos, viajes y fijaciones del artista británico, quien invirtió millones de dólares, en el que consideraba su refugio para vacacionar.

La majestuosidad y excentricidad del sitio atrae cada año a más de 80 mil turistas, la mayoría de los cuales arriban en las vacaciones de Semana Santa, cuando el parque recibe diariamente hasta unos cuatro mil visitantes, quienes además del mundo surreal disfrutan del agua que cae de la Cascada del General, en Las Pozas, donde pueden nadar o simplemente contemplar la vista.

El recorrido por esta imponente propiedad, que James adquirió en 1947 con la ayuda de su amigo Plutarco Gastelum, inicia en El Cinematógrafo, estructura sin cubiertas ni paredes cuya parte superior cuenta con un par de escaleras que llevan hacia dos torres.

De acuerdo con el guía Didier Villalobos, estos escalones representan para los lugareños el camino al cielo, “pues dicen que por un lado suben los ricos y por otro los pobres para encontrarse los dos en el paraíso”.

Para seguir adentrándose en este mundo surrealista, el también poeta que pasaba periodos de seis meses en este lugar, creó el pasillo de las siete serpientes, el cual se integra por monumentales reptiles de concreto cubiertos de mosaicos, los cuales fueron levantados en honor a su esposa, la bailarina austriaca Tilly Losch (1903-1975), quien triunfó en los escenarios con la obra “7 pecados capitales”, de Kurt Weill (1900-1950).

A lo largo del trayecto, plantas exóticas como la papatlas, que al doblarlas cambian su color de verde a morado, y árboles frutales como el plátano tuna, los de maracuyá y jobo se integran con las numerosas flores de metal.

Las más grandes, las de la Plaza de las Cuatro Orquídeas, que James construyó como tributo a los orígenes de ese lugar; un jardín de orquídeas colombianas y brasileñas, que murieron en 1962 a causa de una helada.

Otro de los atractivos del lugar es el Palacio de Bambú, imponente estructura de dos niveles flanqueada de varas metálicas que emulan ser de bambú; fue construida en 1980, y sus puertas tienen estrellas y signos esotéricos, que reflejan la fijación del artista por lo mágico y fantástico.

Entre pasadizos, arcos, puentes, ventanas góticas y escaleras surreales, el artista también llevó su afición por literatura a la escultura, con Cabina de un avión, obra que levantó en honor a Julio Verne (1828-1905) y cuyas alas con el agua de la lluvia la transforman en un submarino.

El lugar, que tras la muerte del artista surrealista pasó a manos de su administrador y se mantuvo privado hasta 1995, fue adquirido en 2007 por la Fundación Pedro y Elena Hernández, la cual se encargó de dotar de cimientos a la Casa de Tres Pisos, una de las últimas construcciones, que mandó a edificar el también músico.

Esta Asociación Civil se encarga además de dar mantenimiento a las diversas zonas del lugar, como la Casa de los pericos y a aquellos espacios que antes tuvieron exóticos animales, como flamingos, tortugas, venados cola blanca e incluso una boa, “con la que dicen James se subía a la escalera de las torres a cargarse de energía”, cuenta Didier Villalobos, quien desde pequeño se adentraba en este jardín, que “decían era de un gringo loco, que ni era gringo y ni estaba loco”.

El Jardín Escultórico Las Pozas de Edward James se encuentra en Xilitla (lugar de cozoles), San Luis Potosí, y puede ser visitado los 365 días del año, de nueve de la mañana a seis de la tarde, por un costo de entrada general de 50 pesos.

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