La falta de cobertura de instituciones bancarias en zonas alejadas de las ciudades y la urgencia por conseguir un préstamo económico han sido aprovechadas por instituciones financieras fraudulentas que piden el pago de una inscripción y el adelanto de mensualidades, a cambio de un supuesto crédito que nunca llega.
En el mercado del ahorro es común encontrar las llamadas cajas populares o Sociedades Financieras de Objeto Múltiple (Sofom), cuyo objetivo es ahorrar dinero u otorgar créditos, tal como lo hiciera una institución bancaria, pero brindando ciertas facilidades que, en apariencia, benefician al cliente.
Las cajas populares surgieron para proteger, almacenar y poner en circulación los recursos del usuario. Mientras las Sofomes son entidades financieras que, a través de la obtención de recursos mediante el fondeo en instituciones financieras y/o emisiones públicas de deuda, otorgan crédito al público de diversos sectores y realizan operaciones de arrendamiento financiero y factoraje financiero. Una Sofom no puede captar recursos del público y no requiere de la autorización del gobierno federal para constituirse; sin embargo, no todas las empresas de este tipo, y que existen en México, trabajan dentro de la ley.
Se han documentado casos de sociedades financieras, como Firza y Gamiba, que prácticamente dejaron sin ahorros o ahogándose en deudas a miles de personas.
Operaban tal y como lo hacían en la película Escándalo Americano (diciembre, 2013), basada en una operación del FBI entre los años 70 y 80, protagonizada por Christian Bale, Amy Adams, Bradley Cooper y Jeniffer Lawrence, en la que una gigantesca estafa se cristaliza cuando varios personajes conspiran para establecer una supuesta empresa, que presta dinero a cambio de algunos adelantos en efectivo por parte de las que aún no se saben víctimas.
Algunos podrían imaginar que sólo se trata de la industria cinematográfica del siglo pasado, sin embargo, también es parte del México actual, ya que habitantes de municipios como Cholula, Puebla, San Juan del Río, Querétaro; Monterrey, Nuevo León; Toluca, Estado de México, y en los estados de Tlaxcala, Morelos y Colima han sido engañados de la misma forma que en la película.
La forma de operar es la siguiente: una especie de empresa se instala en una localidad y ofrece servicios de crédito, ahorro o préstamo, para lo cual solicita pagos por inscripción o garantía para supuestamente contar con liquidez y, cuando tiene los suficientes clientes ilusionados, entonces de pronto desaparece. ¿Quién es responsable?, nadie sabe, ¿y el dinero?, mucho menos. De lo único que se tiene certeza es de las deudas que dejan.
Teresa Ruiz, abogada del despacho Ruiz Santana y Asociados, señaló que “este tipo de empresas se constituyen como una financiera y dicen: ‘Yo te voy a prestar dinero —obviamente montos chiquitos—, donde no me vas a tener que garantizar absolutamente nada’, la gente que necesita el dinero se va por el ‘¿dónde te firmo?’, hacen su papeleo, te dan un contrato, recibos y número de cuenta donde tienes que depositar”, detalló.
Y así ocurrió en San Juan del Río, Querétaro. En este municipio, en la planta alta de la Plaza Agua Rica, se estableció una caja popular denominada Grupo Común Firza, muy cerca del Centro Histórico.
En su fachada, se ve un letrero en el que ofrece varios servicios con montos que van desde 50 mil hasta 500 mil pesos, así como financiamientos para adquirir un automóvil con mensualidades que van de mil 900 hasta dos mil 500 pesos. Asimismo, anuncia sucursales en Querétaro, Colima, Toluca, Puebla, Manzanillo y Cholula.
Hoy todo está abandonado. Sólo había atorado en la reja de la puerta un recibo telefónico con la razón social Firza S.A. de C.V., dirección: Valentín Gómez Farías, local 56, Centro San Juan del Río y el Código Postal.
En el interior hay algunos muebles, un pizarrón de bienvenida, plantas, sillas, escritorios, una cédula de identificación fiscal con clave de Registro Federal de Contribuyentes y su razón social, además de unos mapas marcando sus sucursales, y algo de basura.
Se han contactado a algunas de las víctimas, llegó a sus domicilios y escuchó sus historias llenas de desesperación, como la de José Juan, quien está lleno de deudas, pidió 50 mil pesos a esta caja popular, pero antes le solicitaron depositar cinco mil pesos. “Quise conseguir un dinero, más que nada, se nos hizo fácil por los pocos requisitos que pedían y ya vimos que no resultó nada bueno y nos hicieron un fraude, nos daban largas y nunca apareció el préstamo.”
Otra víctima, una mujer que pidió el anonimato, tras asegurar que ha recibido amenazas vía telefónica, habló desde San Juan del Río, donde la gente casi lincha a tres empleados que casualmente encontraron. “Se han metido demandas, quejas y aun detenidas las personas hay quienes han sido defraudados. (Víctimas) dieron con los muchachitos que recibieron el dinero y aún así se les dejó ir por falta denuncias, siendo que había más de 20 personas poniendo demandas, y es injusto, es una impotencia, porque ya estaban los chicos y nosotros decíamos que eran ellos los que nos habían tomado el dinero y no se hizo nada”, dijo.
Otro de ellos es don Nazario, quien tiene una esposa diabética y otras urgencias. Decidió firmar prácticamente sin leer el contrato. A través de un cliente, enganchaban a otros para obtener más recursos. “Sinceramente uno, con la desesperación, dice: ‘Pues yo le leí esto y el otro’, pero no le tomé el interés total por la necesidad, y digo, ya estoy firmando esto y me están entregando mi certificado de garantía, pues ya está todo y sólo es cubrir las mensualidades, y el chavo que me atendió me propuso hacer otra cosa: ponga usted otra referencia y vamos a llamarles, pero si esas personas vuelven a fallar se le van a incrementar las mensualidades a usted”, comentó.