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Del mi amor al pendeja; la violencia en el noviazgo

Hugo Laussin | Plano Informativo | 29/06/2014 | 15:43

San Luis Potosí, SLP.- “Cuando por fin pude terminar con él la verdad ya estaba yo muy jodida del corazón”. “La primera vez yo hice el amor, pero ahora entiendo que él me violó”. “¿Amor? Yo ya no creo en esa historia”.

El noviazgo entre adolescentes en México, es uno de los principales caldos de cultivo de violencia contra las mujeres y hombres, cualquiera que sea su preferencia e identidad sexual.

Las declaraciones que vierten personas jóvenes, sobre relaciones pasadas líneas arriba, van desde lo doloroso a lo terrible cuando relatan la violencia silente que sufrieron, y que no descubrieron como tal hasta que en muchos casos, fue demasiado tarde.

Las historias de Verónica, Guadalupe, Miriam y Carlos se entrelazan gracias a un común denominador y aunque no se conozcan entre sí, forman parte de una violencia de la que no se habla casi nunca: la violencia enamorada.

Me conquistó con palabras

“Tenía 14 años –relata Miriam, ahora de 20, estudiante de Derecho en la UASLP- cuando lo conocí”.

“Una está chava, digo, conoces a un cuate guapo, con coche y buena onda y pues te enamoras de a poquito. Él me conquistó con palabras, con detalles si tu quieres hasta mensos, como llevarme a la escuela y recogerme y llevarme al cine”.

¿Era agresivo?

“No, para nada, al menos no conmigo pero sí era muy broncudo, de hecho ahí empezaron los problemas, porque era muy celoso, ni siquiera me dejaba hablar con mis amigos de siempre y hasta a mis amigas les hacía el feo”.

“Sólo quería que sus amigos y amigas fueran mis amigos a huevo, pero pues la verdad me caían mal porque me veían raro. De hecho fue tiempo después que una de sus amigas me dijo que tuviera cuidado, que él no era como se presentaba”.

¿Qué tipo de actitudes tomaba contigo?
 “Empezó de a poquito, por ejemplo con los celos, luego quería que no usara faldas cortas y que no me maquillara tanto, llegó a decirme que mucho maquillaje sólo lo usaban las putas...”

¿Trató de cambiarte?
 “Me cambió. En mi casa mis papás nunca me dijeron nada por vestirme como quería y nunca se portaron gachos con él porque él llegaba muy educado con mis papás y hasta botellas le llevaba a mi papá de regalo”.

¿Cuántos años tenía él?
“Tenía 18 y yo 14”.

¿Hasta dónde llegó la violencia de su parte hacia ti?
“De decirme mi amor, mi vida llegó un momento en que me decía pendeja”.

¿Por qué motivo?
“Nomás... si llegaba tarde o no le contestaba a tiempo el teléfono, así, hasta enfrente de sus amigos me decía así y muchos de ellos me hicieron el paro”.

¿Cómo fue que terminaste con él? ¿Cómo te diste cuenta de que era una pareja violenta?
“Un día me dijo que fuéramos a un motel, que quería casarse conmigo algún día pero que ya quería que fuera su mujer. Cuando le dije que no, que era muy pronto, me empezó a gritar que era una pendeja y que no valía madre por apretada y... le pegaba al volante del coche y al tablero y la verdad me asusté y me bajé del coche y me fui en taxi”.

“A los tres días me buscó y me pidió perdón, dijo que lo sentía que estaba alterado... pero pues le dije que terminábamos”.

“Él no quería y cuando por fin pude terminar con él la verdad ya estaba yo muy jodida del corazón”.

Según datos oficiales en la Encuesta Nacional sobre Violencia en el Noviazgo, realizada en 2007 por el Instituto Mexicano de la Juventud, 76 por ciento de los jóvenes mexicanos de entre 15 y 24 años ha sido víctima de agresiones psicológicas en sus relaciones; 15.5 por ciento experimentó incidentes de violencia física y, en el caso de las mujeres, 16.5 por ciento vivió al menos una experiencia de ataque sexual.

Son las mujeres las que en mayor proporción reciben agresiones físicas: el 61.4%, algunas incluso han sido forzadas con violencia pasiva, física o verbal a tener relaciones sexuales con sus novios.

Del te amo al no te violé
Verónica, de 30 años actualmente; no puede dejar de ponerse seria cada que recuerda a su primer novio, quien “le jodió la vida”, según sus propias palabras.

“Yo era muy chavita, tenía 13 años cuando conocí a este tipo”, relata.

“Una como siempre, se enamora por cosas sin importancia, que si estaba guapo, que si tenía carisma, que si era galán y todas estaban tras él... pendejadas”.

“Él tenía 17 y la verdad estaba muy enamorada. Claro, sí nos besábamos y todo, pero no quería yo tener sexo todavía”.

¿Él insistía en ello?
“Todos los días. Que si ya estábamos listos, que si me amaba, que por qué no lo amaba a él, etcétera”.

“Fue en una fiesta en Lomas cuando sus amigos y amigas nos estuvieron diciendo que buscáramos intimidad en un cuarto de la casa, estuvieron jode y jode y bueno, pues él y yo fuimos al cuarto aunque mi intención no era llegar al sexo”.

“Ahí... bueno, lo hicimos pero no como todos, más bien yo acepté pensando en hacer el amor pero él... bueno simplemente no tuvo delicadeza alguna, nomás me usó y lo hizo violentamente”.


¿Por qué no trataste de impedirlo, de pedir ayuda?
“Me quedé en shock... nomás no pude evitarlo”.

“Cuando terminó, yo estaba llorando y le dije que me había violado, que cómo se había atrevido... el idiota sólo se rió y me dijo que no me había violado, que me hizo el amor...”.

La encuesta Nacional sobre la Dinámica de las Relaciones en los Hogares 2011 arrojó que 25.6 por ciento de las jóvenes solteras de 15 a 24 años enfrentan violencia emocional, física, sexual y económica.

Las víctimas de violencia en el noviazgo reportaron la presencia de moretones o hinchazón; ardor o sangrado vaginal en 4.8 por ciento; cortadas, quemaduras, fracturas, pérdida de dientes, un aborto o parto prematuro en 5.7 por ciento, y 10 por ciento de las jóvenes tuvo que recibir atención médica.


Yo no creo en el amor

“Amor... Yo no creo en el amor, ni siquiera creo en que los que dicen que se aman se amen, simplemente eso no existe”, dice a rajatabla Guadalupe, de 18 años, estudiante de preparatoria abierta y trabajadora de una empresa de cobranza.

“A mí un tipo sólo tuvo la decencia de terminar conmigo sin que yo le insistiera, porque cuando anduvimos se dedicó a romperme el corazón cuanto quiso”.

¿Hubo violencia?
“Nunca me pegó, pero sí se encargó de joderme siempre hasta que ya no pude”.

¿Cómo lo hizo?
“Siempre me trató a mí como si fuera su sirvienta, pero así era con todas las mujeres, con su mamá, sus hermanas...”.

“A mí lo único que me dejó es que el amor es una historia”.

Pero entonces, todas las relaciones ¿son falsas?
“Todas”.

El INEGI, junto con el Instituto Nacional de las Mujeres, ha llevado a cabo en tres ocasiones la Encuesta Nacional sobre la Dinámica de las Relaciones en los Hogares (ENDIREH), donde se registran los casos de violencia tanto físicos como emocionales que sufren las mujeres en el país. En los criterios de evaluación identificaron cinco tipos de violencia: física, emocional o psicológica, sexual, económica y patrimonial.
La versión más reciente de este estudio se realizó en 2011 con encuestas realizadas en 128 mil viviendas en ámbitos rurales y urbanos: del total de las cuestionadas de 15 años o más, un 46.1% había sufrido algún incidente de violencia en pareja en su actual o última relación.

El 42.4% de estas mujeres dijo haber recibido agresiones emocionales; además, la encuesta también dejó entrever que muchas señales de violencia son ignoradas o incluso justificadas, por ejemplo, casi un 17 por ciento de las mujeres estuvo de acuerdo con que “una esposa debe obedecer a su pareja en todo lo que él ordene” y otro 15% consideró como una obligación tener relaciones sexuales con su cónyuge.

Sin embargo, no sólo la violencia se da de hombres hacia mujeres en el noviazgo, también las mujeres ejercen violencia más psicológica y emocional que física sobre los hombres en parejas heterosexuales, lamentablemente, son pocas las denuncias que se dan sobre este tipo de violencia, siendo las más, las que se dan entre parejas casadas.

Por otra parte, las relaciones entre personas del mismo sexo representan un grado similar de violencia al de parejas heterosexuales.

La violencia callada es la peor. “Enamorarme y ser feliz es la idea, pero me ha tocado lidiar con parejas muy violentas”, dice Carlos, joven repartidor de pizzas y como él se denomina “bailarín aficionado”.

“En el ambiente (como se refiere a la comunidad LGTB), muchos y muchas nos conocemos, sabemos que hay por ahí chicos muy violentos, sobre todo aquellos que no han salido del clóset y viven dos vidas”.

“¿Tuviste alguna pareja violenta?
“Algunos, pero es una violencia callada que es la peor”.

¿Violencia callada?
“Sí, no hay golpes, pero hay celos extremos, chantajes emocionales, prohibiciones de ir o no ir a algún lado, la idea de eres mío y de nadie más”.

¿Cómo has lidiado con ello?
“La verdad no soy dejado, a la primera que se me pongan flamencos los mando al demonio, pero por ahí hay chavos y chavas que han soportado mucho tiempo a sus parejas y la verdad se apagan, como que se les va la vida batallando con sus parejas”.

Actualmente en San Luis Potosí, hay programas oficiales pretenden implementar una cultura de denuncia, sin embargo, éstos han sido poco efectivos o llanamente ignorados: la violencia en las relaciones de noviazgo se mantiene igual o se ha incrementado en los últimos años debido a que simplemente, los jóvenes enamorados no se dan cuenta de que son víctimas hasta que es demasiado tarde.

El resultado: relaciones fallidas y corazones rotos, o en el peor de los casos feminicidios o crímenes pasionales.